Por tercer mes consecutivo, un importante número de extranjeros perdió en octubre su puesto de trabajo. La afiliación media de trabajadores inmigrantes a la Seguridad Social – el principal termómetro para medir la incidencia de la crisis en ese sector de la población – cayó en 29.110 personas en España, lo que supone un 1,4% menos que en el mes anterior. Las nacionales de otros países inscritos en el sistema son ahora 2.059.547, según los datos difundidos ayer por el Ministerio de Trabajo e Inmigración. Euskadi permanece aún ajena a este tendencia bajista, al crecer las nuevas cotizaciones en un 0,9% respecto a septiembre; alcanzó los 54.581 inmigrantes.

Las estadísticas sitúan al País Vasco como destino de trabajadores extranjeros al aumentar desde octubre del año pasado en un 12,61% las afiliaciones a la Seguridad Social en los tres territorios históricos, un porcentaje en la línea de los ejercicios precedentes.

La mayoría de los inmigrantes – en concreto, 38.855 personas – se adscribieron al régimen general, 7.005 lo hicieron como autónomos y 6.319 en el sector del hogar. El resto de afiliados se distribuyeron entre la agricultura – 1.970 – y la pesca – 433 – . Al igual que en el resto de España, únicamente un tercio – 18.360 – proceden de países de la Unión Europea, fundamentalmente del este. Los 36.221 restantes se distribuyen por todo el planeta, con una mayor presencia de africanos y latinoamericanos.

Lo cierto es que, mientras Euskadi sigue al alza entre los inmigrantes en cuanto al número de afiliados a la Seguridad Social, el conjunto de las autonomías ya había visto en agosto y septiembre cómo la adhesión al sistema bajaba en 23.221 y 40.000 personas, respectivamente.

De entre los nuevos trabajadores regularizados, 702.592 procedían de países comunitarios y 1.356.955 habían llegado de otros rincones. La nacionalidad más común es la marroquí. Le siguen los ciudadanos sudamericanos.