El Consell firmó ayer con CC OO, UGT y la patronal autonómica Cierval el Pacto Valenciano por la Inmigración. Este acuerdo, ratificado con gran solemnidad en el Palau de la Generalitat, de hecho ya se había suscrito, ya que no es más que un apartado del Pavace (Pacto Valenciano por el Crecimiento y el Empleo 2009 – 2013) corregido y aumentado. Es más, el primer compromiso del acuerdo consiste en “llevar a cabo las actividades acordadas en el periodo de vigencia del Pavace”. Una redundancia.

Un pacto (el de inmigración) para cumplir el mismo pacto (el Pavace) que, también con oropel, se refrendó hace apenas dos meses. Fue en el mismo lugar, el Saló de Corts, y con los mismos protagonistas: el presidente del Consell, Francisco Camps; el responsable de Cierval, Rafael Ferrando; el responsable de CC OO, Joan Sifre y el de UGT, Rafael Recuenco. Con una diferencia: ayer el consejero de Inmigración, Rafael Blasco, sustituía al consejero de Economía, Gerardo Camps.

El segundo de los compromisos de este pacto elevado al cubo consiste en la creación de “una comisión de trabajo para el seguimiento de las actividades acordadas” a lo largo de los seis folios del texto, que aborda cuestiones como la gestión de la diversidad en las empresas, la formación y la mediación intercultural.

Por último, el tercer punto del compromiso, conmina a la Consejería de Inmigración a dotarse de “crédito suficiente” para financiar “las actividades acordadas y asignadas por resolución nominativa” a CC OO, UGT y Cierval. En consecuencia, ninguna otra organización podrá tener acceso a esas ayudas, que, por otra parte, quedan condicionadas “a la existencia del crédito adecuado y suficiente para atenderlos” en los Presupuestos de la Generalitat. El compromiso de pago del Consell lo es, pero menos.

El anterior Pavace 2001 – 2006, sí incluyó un compromiso: crear 12 centros de acogida para inmigrantes. Sólo hay tres, en Utiel, Puçol (municipal) y en Valencia. Faltan nueve.