“¿Está Colombia preparada para tener una reina de la belleza negra?”, se preguntaron muchos en 2001, cuando Vannessa Mendoza fue coronada Señorita Colombia. Y este año, un grupo de jóvenes negros tuvo que acudir a los tribunales para que les dejaran entrar a ciertas discotecas. Dos hechos que demuestran que este país de 44 millones de habitantes no acepta como plenamente suyos a los 12 millones de descendientes de los esclavos africanos que ayudaron a levantar el país.

Juan de Dios Mosquera, de la Fundación Cimarrón, que estudia y promueve la cultura afrocolombiana, dice que tras la abolición de la esclavitud (1851) siguieron “discriminados como negros, viviendo como negros”. Hoy, señala, sufren racismo y más pobreza.