LA SEGREGACION

EL MARTIRIO DE LA EMANCIPACION

El Mundo, Por ARTURO ARNALTE, 06-11-2008

La abolición de la esclavitud no fue el final del suplicio de los afroamericanos, condenados a décadas de miseria y linchamientos En 1865, con el fin de la Guerra de Secesión, terminó la esclavitud en EE UU. Pero con la libertad no llegaron ni la igualdad ni los cuatro acres de tierra y una mula para trabajarla que habían sido prometidos a cada familia negra emancipada.


Ese mismo año, nacía en Tennessee el Ku Klux Klan, una organización secreta formada por ex militares sudistas con el fin de aterrorizar a los afroamericanos y mantener la supremacía blanca mediante la violencia. Quizás su estampa más conocida fue la difundida en la película El nacimiento de una nación (1915), de Griffith, que presenta una imagen heroica de los fantasmagóricos encapuchados blancos que mantienen bien definidas las líneas raciales para evitar que se desborden la barbarie, la superstición y la lujuria de los negros.


A la intimidación ilegal se sumó inmediatamente la segregación legal, que se sustanció en un rosario cada vez más numeroso de leyes, variables en cada estado y que, en resumen, prohibían a los negros desde viajar en primera en los trenes hasta utilizar los mismos autobuses, servicios públicos, escuelas e, incluso, los mismos cementerios que los blancos.


Ante la masa de ex esclavos que accedía a la libertad sin ningún recurso económico para subsistir por cuenta propia, se abrían dos caminos: renegociar con sus antiguos amos la continuidad en las plantaciones como mano de obra con salarios de miseria o emigrar al Norte abolicionista. Algunos líderes negros, como Booker T. Washington, defendieron la opción colaboracionista, proponiendo una vía reformista lenta que aceptara la segregación como mal menor, confiando en que la educación y la buena voluntad traerían a la larga la esquiva igualdad. Otros, como Marcus Garvey, acabarían por considerar imposible la coexistencia y defendieron una irrealizable vuelta a Africa, que sólo llevaron a cabo mucho después unos pocos centenares.


Quienes se quedaron en el Sur, adoptaron con frecuencia como apellido el nombre de la plantación o el de sus amos. Muchos McCain afroamericanos son descendientes de los esclavos de la plantación que poseían los antepasados del aspirante republicano a la Casa Blanca.


Otros, varios millones, optaron por el viaje hacia el Norte industrializado y abolicionista, donde creyeron que encontrarían trabajo e igualdad.Pero la mayoría de los blancos del Norte consideraba que ya había cumplido con su conciencia al imponer el fin de la esclavitud y no fueron más proclives que los sureños a compartir sus barrios, escuelas y centros de trabajo con los negros. Las sucesivas oleadas de emigrantes europeos a EE UU en los siglos XIX y XX encontraban trabajo con más facilidad en las fábricas de Detroit, Chicago o Nueva York que los afroamericanos, cuyos antepasados llevaban siglos en el país. Los negros eran siempre los últimos en ser contratados y los primeros en ser despedidos.


Pero la herramienta más brutal para «mantener al negro en su sitio» fue el linchamiento. El más reciente fue el del músico James Byrd – atado a un jeep por tres blancos de Texas y arrastrado hasta morir en1998 – , ya en la clandestinidad. Los primeros comenzaron en la década de 1880 y el último público tuvo lugar en 1937.En esas cinco décadas, miles de negros fueron abatidos a tiros, quemados vivos, descuartizados, emasculados o ahorcados ante multitudes integradas por familias enteras, que, en las fotografías conservadas, contemplan el macabro ritual con una sonrisa boba en los labios, a la espera del momento de hacerse con un huesecillo, un diente o un rizo de cabello de la víctima como recuerdo. Los partes policiales se limitaban a dejar constancia de que se había producido una muerte violenta «a manos de personas desconocidas».


Las razones aducidas para un linchamiento podían ir desde la negativa de un negro a quitarse el sombrero ante un blanco a acusaciones de robos o acoso sexual. Las reales eran impedir su acceso a oficios donde fueran competitivos e impedir una integración que hiciera borrosas las diferencias sociales y de clase. Hasta 1908 no se prohibió enviar por correo postales con fotografías de linchamientos.


Como denunciaron activistas como Malcom X y escritores como James Baldwin y Langston Hughes, puede que la esclavitud hubiera desaparecido pero, en el imaginario colectivo de los blancos americanos, especialmente los de menos recursos, el fracaso del negro era la vara de medir el éxito propio, una especie de contrapunto o de macabro premio de consolación del sueño americano.


Pies de fotos tituladas


JESSE OWENS. James Cleveland ‘Jesse’ Owens y su mujer Ruth a su regreso de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, donde el atleta ganó cuatro medallas de oro. Su triunfo supuso una derrota simbólica de la ideología nazi. / NEW YORK PUBLIC LIBRARY


HEROE NEGRO. Joe Louis saluda a Max Schmellling en el estadio de los Yankees en 1938. Louis fue el primer atleta negro querido en la América blanca. / NEW YORK PUBLIC LIBRARY


LA PRIMERA DAMA. Ella Fitzgerald durante una actuación con la orquesta Cick Webb en el Savoy Ballroom en Harlem, Nueva York, durante el año 1938. / NEW YORK PUBLIC LIBRARY


JOSEPHINE BAKER. La artista negra Josephine Baker rodeada de bailarines en el Folies – Bergères en París en 1926. / GETTY IMAGES


HERMANOS AHORCADOS. Los hermanos Burley y Curtis Brown cuelgan de una soga ahorcados tras ser linchados por un grupo de racistas blancos el 8 de octubre de 1902 en Newbern, Tennessee. / WOODRUFF LIBRARY / EMORY UNIVERSITY


KU KLUX KLAN. Miembros de la asociación secreta Ku Klux Klan, dedicada a la persecución violenta de los afro – americanos, durante una reunión en un lugar desconocido en los años 20. / CORDON PRESS


LA INDEPENDENCIA NEGRA. El fundador de la Asociación Universal para la Mejora del Hombre Negro (UNIA en sus siglas en inglés), Marcus Garvey, durante un desfile en Nueva York, en 1924. Su grupo fue la mayor organización negra del siglo XX y su objetivo era unir a la población de origen africano para establecer un país propio. / JAMES VAN DER ZEE

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