El conseller de Educació, Ernest Maragall, hizo ayer un primer balance del Espacio de Bienvenida Educativa (EBE) de Vic. Por estas aulas han pasado 52 jóvenes desde el 15 de septiembre pasado.De ellos, 37 ya están escolarizados. La valoración de los responsables educativos ha sido, hasta el momento, positiva, ya que los mecanismos de integración y de coordinación han funcionado correctamente.

La reagrupación familiar de los inmigrantes ha nutrido este espacio bisagra entre la llegada de los extranjeros y su escolarización definitiva y ello comporta dificultades en varios campos. Los recien llegados, lo mismo que sus familias, provienen de culturas diferentes, por lo que su integración no está exenta de problemas.Además, el sistema de escolarización de sus países de origen no tiene nada que ver con el nuestro. Por otro lado, existe la dificultad añadida del idioma, ya que el aparato educativo de Cataluña insiste en utilizar solamente el catalán como lengua.

Si tenemos en cuenta que la mayor parte de los alumnos proviene de Latinoamérica, el idioma no debería de ser un problema. La realidad muestra lo contrario. El problema de la utilización de un solo idioma, desobedeciendo sistemáticamente los requerimientos judiciales para que se aplique la ley, hubiera podido evitar problemas de comprensión a muchos de estos jóvenes y podría reducir el riesgo de fracaso escolar. El conseller valoró muy positivamente la receptividad de las familias, pero hizo hincapié en que el término medio de permanencia en el EBE es de entre 15 días y un mes. Pero ése no debería ser el objeto último de estas aulas ni el mayor logro conseguido por las mismas.