El Foro de Biarritz, que congrega a 700 políticos europeos y latinoamericanos, abordó ayer el debate sobre la política de inmigración de la Unión Europea, que no salió bien parada. Los representantes del continente americano coincidieron en rechazarlo abiertamente al calificarlo de “Guantánamo europeo”. Los europeos, en cambio, pidieron que se juzgue cuando se vean sus efectos.

El ex presidente colombiano Ernesto Samper, que presidía el debate, dijo que la directiva de retorno de la UE es “inaceptable” y “vergonzosa”, y la relacionó con la base en Cuba donde Estados Unidos mantiene detenidos a combatientes islamistas sin un estatuto legal definido. El presidente del Senado boliviano, Oscar Ortiz, también se apuntó a la diatriba de Samper al señalar que, en muchos casos, las condiciones de los centros europeos de retención de emigrantes “es peor que la de Guantánamo”.

No obstante, Ortiz fue uno de los latinoamericanos presentes más mesurados, al subrayar que “el problema de fondo” es que hay que evitar que las personas tengan que irse de su país. Más radical fue la senadora colombiana Nancy Patricia Gutiérrez,que asoció la directiva europea del retorno a “una agresión” y dijo que en su origen está “el egoísmo de la economía de mercado”. La presidenta del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Beatriz Paredes Rangel, criticó las “violaciones” a los derechos que supone la nueva normativa europea por autorizar periodos de retención “desmesurados” para los inmigrantes sin papeles.

El lehendakari Juan José Ibarretxe, quien participó en un debate sobre la crisis financiera en la última jornada del foro, defendió que la reforma de los mercados debe realizarse multilateralmente con el auspicio de la ONU.