JAÉN. La comunidad gitana considera que los hechos acaecidos tras la manifestación convocada en la localidad jiennense de Castellar el pasado fin de semana constituyen un brote racista, si bien limitado un grupo minoritario de ciudadanos. Así lo aseguró ayer María del Carmen Carrillo, miembro del consejo asesor del Instituto de Cultura Gitana, asociación que busca un futuro en paz para su etnia.
La manifestación «Por la paz y la convivencia» convocada el pasado fin de semana por el Ayuntamiento de Castellar tras los recientes enfrentamientos entre payos y gitanos, concluyó el pasado sábado con unas 300 personas gritando «fuera los gitanos» ante las casas de familias de esta etnia.
Carrillo mostró su preocupación por el brote racista que surgió en la manifestación, contemplado en directo por un grupo de personas gitanas que participó de incógnito en la protesta. La dirigente de este colectivo no quiso dramatizar, sino situar el problema en su justa dimensión. Por eso centró la responsabilidad de los hechos en un grupo de «jóvenes exaltados» sin sentido de la convivencia ni experiencia, capaces por lo tanto de plantear una petición inconstitucional: la expulsión de los gitanos del pueblo.