Negritud

El Correo, JOSÉ LUIS PEÑALVA, 04-11-2008

Las encuestas son claras, puede ganar Obama, pero no se descarta que McCain obtenga la victoria. Esta campaña ha estado llena de sorpresas. Por primera vez se ha desplazado a Dios del mensaje. Mejor dicho, se le ha sustituido por la economía, que creo tiene mucho que ver también con la Providencia. Sobre todo, si atendemos a Cipolla cuando nos dice en su ‘Tratado de la estupidez’ que los asuntos humanos se hallan por consenso unánime en estado verdaderamente deplorable. Tampoco sé si los europeos seríamos capaces de llevar al poder a un paquistaní, a un colombiano o a un rumano. Pero puedo asegurar que casi la mitad de los norteamericanos no puede ver a un negro. Y digo ‘casi’ la mitad con la esperanza de que la otra (mitad) haga el milagro de llevar a Obama a la Casa Blanca.
No está demás considerar que si nada de lo humano nos es ajeno, a los estadounidenses nada de lo africano debería de serlo. Desde luego, no lo será a partir de ahora. Se trata de un país de aluvión, creado por el tesón de unos europeos desclasados y la tenacidad y la fuerza de la negritud. Por lo tanto, conceder mayor valor al negro que al blanco, además de ser una aberración moral, puede considerarse una ‘boutade’ histórica. Los negros no son una casualidad, tampoco son blancos que se hayan excedido en su exposición al sol como su marginación en algún momento pudo hacernos ver, ni siquiera una circunstancia desgraciada, como nos hizo observar Gregory Peck en aquella inolvidable película ‘Matar a un ruiseñor’. Forman parte del tejido social de aquel país y nadie, que esté en sus cabales, puede sostener que EE UU sea el resultado de un precipitado químicamente puro, sino la combinación de elementos humanos que casó la historia con gran dificultad.
Dejando a un lado algún que otro indio que sobreviviera al exterminio. Su racismo no es equiparable a ningún otro en el Viejo Continente del mismo modo que su cultura pasa por ser intrínsecamente europea y africana. La indecisión hacia el candidato afroamericano que revelan los sondeos manifiesta ante todo una intención segregacionista.
Hasta las autoridades temen una reacción violenta de la población de color si las urnas acaban defraudando sus esperanzas y arrebatan a Obama la presidencia. Después de la Guerra de Secesión este es el segundo pulso con la historia de ese gran país.

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