No hay más que fijarse en la empresa en la que uno trabaja o darse una vuelta por los hospitales, aeropuertos, estaciones de autobuses o los servicios de cualquier restaurante o bar para ver cada vez más inmigrantes limpiando ventanas y baños y tirando de escoba o conduciendo sofisticados vehículos con los que abrillantan suelos. El ‘mestizaje’ sigue calando hondo en las más de 800 compañías de limpieza vizcaínas, según Javier Campuzano.

El presidente de la Asociación de Empresarios de Limpieza (Aselbi) explica que se ha convertido en el tercer sector con más mano de obra procedente de otros países, tras la hostelería y la construcción, que mantienen el liderazgo de forma indiscutible. El 15% de las plantillas vizcaínas las integran ya ciudadanos extranjeros. «Es un fenómeno que se produjo antes en otros lugares y que no deja de crecer aquí ahora», afirma.

Pero, ¿por qué tantos inmigrantes – fundamentalmente latinoamericanos – se dedican a estas tareas? Existen varias razones. El inmigrante reemplaza al trabajador «autóctono» al tratarse de una profesión «sin el brillo y reconocimiento social» de otros empleos «con más prestigio», razona Campuzano. El poco lustre de esta actividad deriva, en muchas ocasiones, «en la falta de personal». De hecho, Aselbi persigue ‘lavar’ la imagen y «dignificar» este gremio, con un enorme peso económico, ya que también aglutina a compañías dedicadas a la fabricación de productos químicos.

«Buenos sueldos»

Las 800 empresas que operan en Vizcaya – algo más de la mitad de las existentes en el País Vasco – emplean a más de 12.000 personas. Mueven un volumen de negocio superior a los 300 millones de euros en el conjunto de la comunidad autónoma. Una muestra de su importancia es el acuerdo suscrito el pasado miércoles por el Ayuntamiento de Bilbao. La Junta de Gobierno autorizó el gasto de 11,2 millones de euros para financiar la limpieza de los edificios municipales durante los dos próximos años. A diferencia de las contrataciones en empresas privadas, sólo tres personas de las más de 800 que trabajan de forma temporal en los servicios de limpieza del Consistorio bilbaíno son extranjeras.

Otra de las razones que explican el gancho de esta actividad entre la población inmigrante son «los sueldos», en opinión de Campuzano. El salario medio es de 1.063 euros mensuales frente a los 726,95 que cobran los operarios de fábricas metalúrgicas. Supera ampliamente también las remuneraciones de los empleados de los comercios textiles, cifrado en «420,98 euros, por debajo del salario mínimo interprofesional, aunque seguramente obtendrán algún suplemento extraordinario», detalla Campuzano. No se trata, por tanto, de unos sueldos «bajos y, además, hay que tener en cuenta que la jornada laboral es de 35 horas semanales.

El presidente de Aselbi sostiene que la presencia de trabajadores inmigrantes podría ser mayor «aún», ya que muchas veces los empresarios se encuentran con «problemas» para contratarles «por falta de documentación». Otras veces la «dificultad de adaptación» complica su regularización laboral.

Sin embargo, la incorporación de mano de obra extranjera, «sumado al tradicional movimiento de personal de una empresa a otra», ha agudizado un problema «endémico» en el sector: la baja «formación y profesionalización» de los operarios. Aunque una buena parte de los inmigrantes posee estudios universitarios, la mayoría carece de experiencia «en este campo».

De ahí que Aselbi haya lanzado como propuesta estrella la implantación de un carné profesional de experto en limpieza e higienización y prevención de riesgos laborales. Con esta iniciativa, se busca «dignificar» el sector de la limpieza y, sobre todo, adquirir una «mejor imagen y credibilidad social» de cara los clientes y usuarios.

Combatir la ‘piratería’

«Hay que tener en cuenta que nuestros trabajadores manejan con frecuencia productos químicos que deben saber utilizar». La obtención de este expediente pretende cubrir «las lagunas» que trató de regularizar, sin éxito, un Real Decreto aprobado en 1997. Además, el presidente de los Empresarios de Limpieza, que cuenta actualmente con veinte empresas asociadas, mantendrá en los próximos meses negociaciones con la Federación Nacional (Afelin) de cara a la elaboración de una ‘guía de buenas prácticas’ para evitar el intrusismo y la «falta de profesionalidad». «Cada vez existe menos, pero aún hay ‘piratería’. Si profesionalizamos a los trabajadores con su correspondiente certificación que acredite su capacitación, eliminaremos el fraude», sentenció.