Un grano de arena por un mundo mejor

La III Muestra Intercultural reunió a las oenegés que dedican sus esfuerzos a atender las necesidades de los que menos tienen

Diario Sur, PALOMA S. HERVA, 02-11-2008

Sin llegar a definir con exactitud el significado de la palabra solidaridad, buena parte del globo ha logrado hacer suyo un concepto que suele relacionarse con el de las causas justas. El mundo se mueve a una velocidad que no siempre permite atender las necesidades de los que están cerca, de aquellos que sufren, de personas que forman parte de las estadísticas que analizan los niveles de progreso de un país. De manera callada, son cientos los melillenses que dedican cuerpo y alma a, por lo menos, intentar cubrir las necesidades básicas de los que más lo necesitan, personas que, día y noche, velan por garantizar los derechos básicos de gente que llega a la ciudad en busca de una oportunidad.

En la III Muestra Intercultural que el viernes se organizó en el hotel Melilla Puerto se conoció la labor que, durante todo el año, realizan las oenegés en favor de los ‘otros’. Fueron 16 las asociaciones que participaron en una jornada organizada por la Consejería de Bienestar Social con la que formar conciencias y, por qué no, llamar a la conciencia, un objetivo por el que a diario luchan los voluntarios de Cáritas Interparroquial, del Comisionado Español de Ayuda al Refugiado y de la Asociación por la Integración del Adolescente por citar tan sólo unos ejemplos. Pero si de poner ejemplos se trata, no se puede pasar por alto la labor que realizan las hermanas de María Inmaculada en Monte María Cristina. Convencida de que, en Melilla, es «primordial» atender las necesidades de los inmigrantes, «sobre todo las de las mujeres», la hermana María del Carmen explicó que lo que se intenta desde esta congregación es «promocionar» a este sector de la población a través de clases de alfabetización, mecanografía, informática y costura, de habilidades sociales y organización del hogar. Las primeras religiosas de María Inmaculada llegaron a la ciudad en 1930, pero fue en la década de los 80 cuando se volcaron en la labor social. «Primero atendíamos las necesidades del barrio, escolarizando a los niños o facilitando la asistencia sanitaria. Pero una vez que el barrio ha evolucionado, atendemos a mujeres de Marruecos que vienen a trabajar como empleadas de hogar», señaló.

En el recorrido por la III Muestra Intercultural se reservó un espacio la Conferencia San Vicente de Paúl. Francisco Ruiz Ripoll recordó que son 37 las familias a las que visitan «socorriéndoles en sus necesidades», si bien desde 2004 su atención se centra ahora en un grupo de, aproximadamente, 50 inmigrantes africanos «fundamentalmente». «Esta labor ha sido un asombro para los representantes de la Conferencia Episcopal, que se quedaron sorprendidos al comprobar nuestra labor», subrayó Ruiz Ripoll, quien aclaró que en esa tarea desinteresada se incluyen ayudas económicas. Aunque las aportaciones de los «socios protectores» es crucial para su futuro, desde la Conferencia San Vicente de Paúl se matiza que, en la sociedad actual, la pobreza real se encuentra en la soledad de las personas.

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