"Sin papeles, no podemos pedir nada"

El País, LIDIA JIMÉNEZ, 31-10-2008

Un trabajador rumano declaró ayer en un juzgado de Ayamonte (Huelva), acusado de haberse quedado con los jornales de 17 inmigrantes africanos sin papeles a los que él mismo había elegido para recoger aceitunas en una finca de la localidad sevillana de Pilas. El fraude del que es sospechoso Andrés F. P., residente en Lepe, se elevaría hasta los 4.000 euros, el dinero que el propietario de la explotación agraria le había dado para que pagara a los inmigrantes africanos por los quince días de labor en su finca. Los 17 afectados denunciaron el pasado día 20 a “ése que engaña”, como lo calificaba ayer uno de ellos, el maliense Madi Traore.

Cada mañana, antes de amanecer, el acusado paraba su furgoneta en la plaza Fuente Vieja de Lepe. Allí se montaban Traore y los demás inmigrantes. Recorrían apilados los 99 kilómetros que separa Lepe de la finca en Pilas. Tras la jornada de trabajo, en la que sólo paraban una hora para comer, volvían a montarse en la furgoneta y ya por la noche, muy tarde, se bajaban en el mismo lugar. “No nos importa trabajar mucho, queremos vivir”, afirmó Traore. “Nos dijo no necesitar papeles… parecía buena persona”, continuó. “Pero no nos dio nuestro dinero… Nos ha engañado”, aseguró con una mezcla de enfado y perplejidad.

Traore nació en Malí, el país del que proceden una buena parte de los 5.000 inmigrantes que viven en Lepe. Es muy alto y sonríe a pesar de todo. “Vine hace un año. En mi país todo está muy mal. No pueden imaginarlo desde aquí”.

La Guardia Civil de Lepe concreta que los inmigrantes trabajaron en la finca sevillana del 26 de septiembre al 10 de octubre. “Las denuncias se produjeron escalonadamente entre el 15 y el 20 de septiembre” aclaraba un portavoz. “No vinieron todos a la vez ni a todos los ha estafado lo mismo”. La Guardia Civil informó también de que la mayoría de estos inmigrantes viven en la misma casa, a las afueras de Lepe, en el polígono Huerta Márquez. Por el día, acuden a la plaza “a ver si hay suerte”. El hecho de que carezcan de papeles es conocido por la Policía y la Guardia Civil.

En la plaza, había ayer más revuelo del habitual. Unos 40 inmigrantes observaban ayer, muy distantes, a Traore y a algunos de los timados que, sentados en un banco, sentían no tener derecho a exigir. “Somos sin papeles. No podemos pedir nada”, asumía Traore.

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