Cae una red que obligaba a brasileñas a prostituirse bajo amenaza de muerte

ABC, 30-10-2008

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GIRONA. La Policía Nacional ha desmantelado una red que introducía mujeres brasileñas en España con la promesa de un trabajo como camareras de hotel, y a las que luego obligaban prostituirse en clubes de alterne de Girona bajo amenazas de muerte, según informó ayer la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil.

En la operación se ha detenido a 25 personas como presuntos autores de delitos contra los derechos de los trabajadores, detención ilegal, tenencia ilícita de armas y aplicación de la Ley de Extranjería, según los casos. Salvo una, las detenciones se han practicado en Lloret de Mar, Calonge, La Bisbal d´Empordà, Vilablareix, Mont Ras y Fontcoberta. La otra se llevó a cabo en Natal, localidad brasileña de la que procedía la mayoría de las mujeres. La detenida, también brasileña, era pareja sentimental de uno de los arrestados en Girona. Captaba y engañaba a las chicas, y esta acusada de tráfico internacional de personas.

Las pesquisas comenzaron en mayo, después de que dos víctimas huyeron y lograron y denunciar la situación. Mientras, la Policía Federal de Río Grande do Norte (Brasil) había iniciado una investigación por tráfico de personas para su explotación sexual, cuyo traslado era costeado por losdueños de dos clubes de alterne de Girona. También les daban el dinero exigido en la frontera, entre 500 y 1.000 euros, que luego tenían que devolver.

Los acusados retenían los pasaportes de las mujeres y les impedían abandonar las instalaciones del club de alterne hasta haber cancelado toda la deuda, que solía ascender a unos 2.500 euros, para lo que necesitaban unos seis meses. La deuda solía aumentar por los castigos o multas de 300 euros que se les imponían si no acataban las normas del prostíbulo.

Las jóvenes trabajaban todos los días del mes y si querían tener uno libre, debían pagar 300 euros. Si terminaban su jornada antes de las ocho de la mañana abonaban 150 euros al local, que les cobraba además 70 euros diarios por hospedaje, sábanas, preservativos, toallas, luz y jabón. El primer servicio sexual del día era para el club y el segundo para pagar la deuda. A partir del tercer servicio, el burdel se quedaba con una tercera parte.

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