La ley de integración de los inmigrantes dio ayer un paso más en Les Corts para su aprobación, que podría producirse dentro de un mes. El PP rechazó la enmienda a la totalidad presentada por el PSPV y apoyada por Compromís pel País Valencià. Los socialistas no presentaron texto alternativo a la propuesta de los populares, por lo que el debate transcurrió por otros derroteros.

La presentación corrió a cargo del responsable del texto, el titular de Inmigración y Ciudadanía, Rafael Blasco. El conseller destacó el carácter novedoso de esta ley porque es “la primera vez” que se establece en España “un modelo global de integración que va más allá del régimen estatal de extranjería”, y porque “se anticipa en la adopción de las últimas directrices europeas”.

Blasco incidió en el “consenso” y la “amplia participación social” con que ha contado la elaboración de la ley de integración dada su importancia. El conseller defendió que se trata de un trabajo avalado por instituciones como el Comité Económico y Social, el Consell Jurídic Consultiu y el Colegio de Abogados de Valencia, que además ha contado en su redacción con la colaboración de más de cien asociaciones del ámbito de la inmigración.

Desde el año 2000, el número de extranjeros residentes en la Comunitat se ha multiplicado por cinco hasta alcanzar los 838.224 inmigrantes: casi el 17% de la población total, con lo que la valenciana es la segunda autonomía con mayor proporción de extranjeros.

La principal crítica de la oposición se centró en que esta ley plantea derechos básicos para los inmigrantes que ya están garantizados por otras normativas de ámbito “superior”. Asimismo, el PSPV y Compromís consideraron que los únicos aspectos novedosos del texto tendrán el efecto contrario al deseado: es decir, que generarán más racismo en lugar de más integración.

No obstante, el PP echó en cara a los socialistas que no presentaran un texto alternativo, lo que en su opinión demuestra que “no se han leído la ley”. La ausencia de una propuesta concreta provocó que el debate se centrara en aspectos que nada tienen que ver con la inmigración, como los estudios del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, o el refranero español.

El diputado popular Eduardo Ovejero afirmó, durante su defensa de la ley, que cualquier persona sabe más de inmigración que “un ministro que no tiene estudios superiores”. La parlamentaria del PSPV Núria Espí defendió la preparación de Corbacho y su gestión al frente de la cartera de Trabajo y Asuntos Sociales. Además, advirtió a su contrincante dialéctico que “no ofende quien quiere, sino quien puede”.

Y, como de refranes iba la cosa, la síndica de Compromís, Mónica Oltra, replicó que “amb diners, cacaus” (aunque la expresión correcta es “amb diners, torrons”); es decir, que con dinero todo es posible. Además, sobre la formación de Corbacho, consideró que hay personas que, con menos estudios, demuestran tener “más valores” que otras más cultivadas.


Conocimiento de la Comunitat

El texto aprobado ayer de la futura ley de integración de inmigrantes incluye el polémico “contrato de integración”, contra el que se han manifestado asociaciones de inmigrantes, los partidos de la oposición y hasta organizaciones de carácter religioso. Sin embargo, Blasco defendió ayer que la integración ha de entenderse como “un proceso recíproco bidireccional” cuyo punto de partida es “el conocimiento y el respeto mutuo”. En su opinión, dicho compromiso está “en plena consonancia” con las recomendaciones europeas sobre el fomento del conocimiento de las sociedades de acogida.