En sólo unos meses la situación ha dado un giro radical y ha sido a peor. Desde mediados de este año, cada día son más los inmigrantes que cruzan la puerta de Cruz Roja para solicitar ayuda en un proceso de búsqueda de empleo, tanto si cuenta con documentación en regla como si no tienen regularizada su situación.

En total, son «unas 300 personas» las que figuran inscritas en el programa de empleo de la entidad y, de ellas, «muchas carecen de permiso de trabajo. Pero para ese colectivo también se intenta buscar una salida que le permita regularizar su situación», reconoció Sandra Pérez, responsable de los proyectos enfocados a este sector de la población.

Un área en la que también hasta hace muy poco tiempo había una hegemonía femenina que ahora se comparte a medias con el sexo masculino. «Hasta julio, de la gente que acudía al programa de empleo el 74% eran mujeres y, ahora, se han equiparado al 50% con los hombres. Ellas antes tenían más dificultades pero ahora también les pasa a ellos», detalló Pérez.

Algo lógico una vez que han podido constatar un descenso brusco en las ofertas laborales. «La crisis se ha notado mucho. Ha habido muchas empresas que han prescindido ya de mucha gente; y, lo peor, es que ahora es muy difícil encontrar trabajo, muy complicado», reconoció.

Una realidad que ha animado a la Asamblea Local a poner en marcha la denominada Aula Bip – Bip, una sala con 6 ordenadores a los que acudir para actualizar el Currículum Vitae y visitar páginas web de búsqueda de empleo y, donde además, hay un voluntario al que dirigirse para resolver cualquier duda. Eso sí, tendrá que ser los martes y jueves de 10.00 a 12.00 horas.

Para poder abrir más horas y darle mayor utilidad, mediante la organización de cursillos de formación y de capacitación que mejoren las posibilidades de encontrar un empleo, sería necesario contar con personas interesadas en colaborar.