Pedro Díaz: “Hago películas para que las vea el mundo” 

Prensa Libre, 27-10-2008

Varios filmes han pasado por la mano constructiva de este creativo productor, incluyendo El Camino, que será estrenada pronto.

En la actualidad, Pedro Díaz es el subdirector de la Escuela de Cine y TV de Casa Comal. En esta entrevista conversó acerca de su carrera, el nuevo cine guatemalteco y sus recientes proyectos.

He producido ya varias películas, incluyendo La casa de enfrente, y Las Cruces: Poblado Próximo, de Elías Giménez y Rafael Rosal. También soy productor de El Camino, un largometraje costarricense, nicaragüense y francés, que se efectuó hace año y medio en Costa Rica.

Este año fue seleccionado para la muestra oficial de la Berlinale, en Alemania, y fue invitado a participar en Cannes este año. El filme también ha ganado premios como el de Cipresi (de la Federación Internacional de Críticos de Cine), y esto de alguna forma le ha abierto un gran campo para ser exhibido a nivel mundial. Hace tres semanas ganamos en el Festival de Cine de Santiago el primer al Mejor Largometraje Latinoamericano.

Trata sobre el fenómeno de la migración por medio de los ojos de dos niños inocentes, que deciden salir de su casa en Nicaragua, en busca de su madre, que se fue a Costa Rica para conseguir una vida mejor. El largometraje narra la historia de todo el viaje de los pequeños, hasta que llegan a Costa Rica, pero no te cuento el final para que la veas en su estreno… Pero la clave es el tratamiento, la forma en que se cuenta. Es una película con un sinfín de elementos que caracterizan mucho al cine europeo. La directora, Isthar Yassin, estudió cine en Moscú y escribió el guión durante cinco años. Ella sabía los momentos críticos de la cinta, y la historia tiene pocos diálogos, se muestra lo que los niños ven sobre los migrantes en su camino. Nos enseña que no es necesario ver el tema de la migración como algo de gente que va para EE. UU., sino en el resto del mundo, incluyendo Centroamérica.

Ficción y documentales. Precisamente ahora trabajo en un documental acerca de las historias humanas alrededor de la migración, junto a Rafael González. También me gusta la decoración, y se puede ver en Las Cruces, que además de producirla, diseñé su imagen.

Más que un auge es ahora el momento justo en la historia que se nos permite a los centroamericanos contar sobre nosotros. Se está produciendo mucho más y hay iniciativas estatales y privadas que permiten producir cine.

En el caso de Guatemala es el resultado de que durante muchos años de guerra no se nos permitió contar ni escuchar de lo nuestro. Ahora, luego de 12 años de la firma de la Paz, vemos la necesidad de expresarnos.

Hace poco fui a Nueva York y una amiga me comentaba que ellos lo convierten todo en una locación. Tal vez criticamos mucho al cine estadounidense, pero ellos saben retratar muy bien a su país. Y eso es lo que nosotros debemos intentar hacer con el cine, y ahora es un buen momento, empieza a haber más confianza en producir, y entre los artistas, más tiempo para pensar.

Sí, la producción constante. Creo que el aporte guatemalteco ha influido en la necesidad de contar historias. Y por lo mismo Centroamérica también está decidiéndose a hacerlo. Por eso se han encontrado nuevas puertas para la distribución de las películas, que es la limitante más grande del cine. Incluso la iniciativa privada ahora muestra interés por pasar películas guatemaltecas, porque sabe que el cine nacional es un beneficio económico y cultural.

Sí, creo que muchos de los problemas en el cine es que gran parte de la gente hasta hace poco se había formado en la calle, de forma empírica. Otro de los fallos es que la gente se limitaba a ver el cine como algo del país, no como algo a lo grande. Por lo menos en mi caso, cuando se hace una película, es para que la vea el mundo entero, no solo tu gente. Ahora ya está cambiando ese concepto. Nadie debe hacer películas para que la vean sus padres, a menos que esa sea su intención. El cine, además del arte, es un negocio, y eso se tiene que fomentar.

La educación cinematográfica sirve para compartir experiencias. En nuestra escuela, en Casa Comal, uno de los principios es que los catedráticos son cineastas en activo. Además de enseñar teoría, predican lo que hacemos y logramos transmitir nuestras experiencias, por medio de la prueba y error. Es algo que definitivamente hacía falta.

Creo que todo centroamericano debería compartir, conocer, esta historia, porque es un drama regional.

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