Cerca de 25.000 personas se congregaron ayer en la ciudad austriaca de Klagenfurt para dar su último adiós al controvertido político populista de derechas Jörg Haider, que murió el sábado 11 en un accidente de coche. La ceremonia fúnebre, más parecida a la de un jefe de Estado que a la de un primer ministro regional, transcurrió sin los incidentes que se temían. Estuvieron presentes tanto el presidente de Austria, Heinz Fischer, como el canciller socialdemócrata, Alfred Gusenbauer. Si bien en el extranjero y en el resto de Austria Haider era visto como un político controvertido, en la región de Carintia era muy popular. Psicólogos y politólogos explican la admiración de las masas por Haider entre otras razones por su talento personal y su carisma. El político saludó personalmente al menos una vez a cada habitante de la región, según se dice.