El cultivo de un futuro digno

Sagunto acoge a más de 100 inmigrantes movidos por la esperanza de encontrar un trabajo en la campaña citrícola y una vida mejor

Las Provincias, MARISA VIDAL, 19-10-2008

las siete de la mañana y un grupo de jóvenes inmigrantes de entre 20 y 30 años esperan ante una pared pintada con grandes letras en las que se puede leer La casa nueva. Todos ellos están dispuestos, bien arreglados y preparados para cualquier trabajo temporal que les surja durante la mañana.

Desde este emplazamiento 108 extranjeros, actualmente, se desplazan todos los días por la ciudad utilizando como medio de locomoción unas bicicletas. En estos trayectos la búsqueda de un trabajo se convierte en el objetivo principal. Han llegado aquí como apeadero de paso y permanecerán hasta el mes de mayo. La motivación, la agricultura.

Los propios colaboradores los describen como “temporeros agrícolas”. Y de este modo se mueven por toda España. Ahora su alojamiento se encuentra en Sagunto, siempre con la idea de que la temporada de la naranja es una época de faena en que pueden requerirlos para aquellos trabajos que “por el momento nadie quiere hacer”. Sin embargo en época de crisis todo es competencia y a estos jóvenes también les afecta, aunque indirectamente. Los trabajos que antes nadie quería son ahora buscados por otros inmigrantes que llegaron antes que ellos pero que siguen teniendo menos privilegios que los grupos nacionales y se han quedado en paro. Se trata pues de una lucha por mínimos.


Ansia de información

Pero no hay conflicto. En este paradero de la capital comarcal seis nacionalidades africanas han llegado a un acuerdo de respeto mutuo y convivencia. Si en las largas horas de espera matinales no sale nada, regresan con las manos en los bolsillos a su humilde hogar, unos a dormir y otros a meditar quién sabe qué. Otros, prefieren ejercitar sus músculos con partidos de fútbol, con juegos de mesa, cualquier cosa en sociedad que les ayude a olvidarse de su situación.

Algunos se juntan en una sala donde alguien les donó una vez un televisor y se informan de las noticias nacionales, “les resulta importante conocer lo que sucede en España, es una forma de prepararse para lo que les pueda venir en los siguientes meses”, comentaba uno de los voluntarios que todos los días comparte un rato de su tiempo con ellos, ayudándoles en lo que más anhelan, unos papeles que certifiquen su estancia en España. Afortunadamente, manos colaboradoras en Sagunto no les faltan. Pero ellos no quieren comodidad ni tampoco buscan arrebatar a nadie ningún espacio, el sueño de todos es regresar a su país con los ingresos suficientes para tener un futuro digno.

Año tras año los residentes de estas camas van cambiando sus caras, prueba de la verdadera intención de sus ocupantes. Sus historias no las cuentan, pero en sus rostros se aprecia los largos años de trayecto que les ha costado llegar hasta donde hoy los podemos ver. Esa misma es la historia de uno de ellos que lleva desde los 15 años buscándose la vida. Antes, lo había intentado en su propio país del mismo modo, hasta que un arrebato de valor le llevó a cruzar el estrecho. Vienen con la firme creencia de que España, Europa es un campo de posibilidades.

Una vez llegan aquí la ventaja sobre los demás es la formación. De ahí la importancia por aprender español. Pero sus costumbres no las olvidan porque es lo único que les recuerda que volverán para cumplir los sueños que han dejado atrás.

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