«El que le apuñaló no está aquí»

Varias familias gitanas que viven en el barrio de Los Rosales temen represalias por la agresión que sufrió un subsahariano

La Verdad, A. NEGRE, 18-10-2008

Araceli Marín Santiago tiene miedo. Ella es una de las gitanas que viven en el barrio de Los Rosales, en la pedanía de El Palmar, y que el miércoles vivió en primera persona la reyerta desatada entre el colectivo calé y subsahariano. «Traían palos, troncos, señales de tráfico», recuerda, «venían a por nosotros sólo por ser gitanos».

Uno de sus hermanos resultó herido en esta contienda y ahora su familia ha decidido poner pies en polvorosa. «La policía nos dijo que si nos podíamos ir, que nos fuésemos». Ella, en cambio ha decidido resistir, eso sí, con miedo. No en vano, algunos subsaharianos han afirmado, en los últimos días, que tomarían represalias contra el colectivo gitano de este barrio si éste no desenmascaraba al autor del apuñalamiento que el miércoles dejó malherido a uno de sus compañeros. Por el momento, esta persona se encuentra en paradero desconocido. Araceli, sin embargo, lo tiene muy claro. «El que le apuñaló, no está aquí».

Le rompió unos cedés

El relato de los vecinos de Los Rosales permitía ayer reconstruir la secuencia de hechos que dio lugar a la situación de tensión actual. Uno de los gitanos que residen en este barrio transitaba por la calle en su motocicleta y, en un momento determinado, se subió a la acerca. «Al parecer», relata Pedro, «le rompió unos cedés al chaval negro y éste le exigió que se los pagara». En ese momento se inició una discusión entre ambos en la que el subsahariano podría haber tirado del collar de oro que el otro portaba. «Al hacerle eso, el gitano se fue a por su hermano y volvió con una navaja». El inmigrante recibió una puñalada y fue ingresado de urgencia en el cercano hospital de La Arrixaca. En la mañana de ayer, éste fue trasladado a planta gracias a una leve mejoría.

«En parte ellos tienen razón», reconocía ayer un vecino de la zona, «pero no pueden pretender que paguemos todos los gitanos por lo que hizo uno». En el barrio de Los Rosales se respira ahora una tensión entre colectivos. «Hoy ya voy equipado, me pillarán una vez, pero no dos»

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