Los «otros» franceses contra Francia

La reacción de numerosos seguidores magrebíes en el partido del pasado miércoles es, según algunas asociaciones, racismo antigalo bajo el que subyace resentimiento

La Razón, Álvaro de Río, 18-10-2008

Álvaro de Río
París – Se daban todos los ingredientes para que el partido del pasado martes en el Estadio de Francia fuera de «muy alta tensión». La Policía y los organizadores habían previsto mecanismos para que el encuentro «amistoso» entre la tricolor y el equipo tunecino lo fuera realmente: la cantante franco – tunecina Laâm fue la elegida como símbolo de fraternidad para entonar la Marsellesa y disuadir a la hinchada de maltratar el himno galo. De poco sirvió porque ciertas gradas se encendieron y entregaron, como se había pronosticado, a proferir pitidos y abucheos contra este emblema republicano que en el pasado fue concebido como un canto de guerra y que hoy, aunque de otro tipo y por otros motivos, sigue generando tensiones.
No necesariamente entre estas dos naciones con un pasado colonial por cicatrizar, sino en el seno mismo de esa Francia multicolor y multiétnica, «black blancbeur» (negra, blanca y árabe) orgullosa, al contrario, de su selección cuando en 1998 ganó el mundial. Entre franceses de «origen magrebí», aunque muchos de ellos no hayan salido del Hexágono para conocer sus raíces y no conozcan más patria que la gala.
Fueron una minoría los que abroncaron la Marsellesa como en 2007 ocurriera en el partido Francia – Marruecos o contra Argelia en 2001. Adolescentes y jóvenes adultos, franceses y no tunecinos, que actuaban más por provocación que por convicción, según algunas asociaciones, que insisten en que bajo esos comportamientos subyacen el rencor y el resentimiento, aunque sean los mismos que jalean a la selección francesa si sus rivales son otros.
Sarkozy, árbitro
Los mismos también que se dicen víctimas, por sus orígenes, de exclusión, discriminación, y cuya reacción, por irrespetuosa puede ser igualmente considerada de racismo, pero antifrancés.
La magnitud de los incidentes, «escandalosos» según el Elíseo, llevó al presidente, Nicolas Sarkozy, a ejercer de árbitro y tomar drásticas medidas como la suspensión inmediata del encuentro y la cancelación de los posteriores partidos amistosos con el país implicado, si el himno nacional es objeto de abucheos. Aunque Michel Platini declaraba ayer a «Le Monde» que «lo que hay que hacer es educar a los seguidores».
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