El absentismo en el colegio de Miribilla alcanza el 32% en la etapa de Primaria, según datos facilitados por el Departamento de Educación referentes al curso pasado. Se trata de la escuela más joven de Bilbao – se inauguró en 2005 – y la que agrupa a alumnos de un mayor número de nacionalidades. Además de los planes que desarrolla el Gobierno vasco para erradicar las faltas de asistencia continuadas, el centro cuenta con programas complementarios de apoyo a la escolarización, uno de ellos específico para los niños de etnia gitana.

Los datos que aporta Educación en una respuesta parlamentaria a la diputada del PP Nerea Alzola ponen cifras a una realidad que preocupa a la comunidad educativa y a los servicios sociales, ya que a menudo detrás de un pupitre vacío hay carencias que afectan al bienestar de los menores. De los 246 alumnos matriculados en Primaria – de seis a doce años – 80 habían tenido una «conducta absentista» a lo largo del curso 2007 – 2008, aunque hayan podido corregirla posteriormente. Los expertos hablan de absentismo cuando los alumnos «tienen un 20% o más de ausencias sin justificar al mes». Y añaden un matiz: basta con que ocurra un mes para que aparezcan en la estadística anual.

También se han contabilizado los datos del segundo ciclo de Educación Infantil, de 3 a 6 años. En este caso el seguimiento tiene un carácter preventivo, ya que la educación en esta etapa «no es obligatoria» y el objetivo es «intervenir en edades tempranas» para evitar que los niños se alejen de la escuela. Entre los más pequeños el porcentaje de ausencias es muy elevado, más de la mitad. De 57 alumnos hay 33 con faltas no justificadas, lo que supone el 58%.

A través de la música

Estos datos contrastan con la media del distrito 5 de Bilbao, que abarca el entorno del Casco Viejo y San Francisco, y donde el absentismo en Primaria es del 5,4% y en Infantil, del 3,7%. Las causas son más complejas que los porcentajes. Tienen que ver con «comportamientos parentales, bien porque las familias sobreprotegen a sus hijos o por no existir pautas estructuradas de comportamiento», con la «escasa motivación» de los alumnos o el hecho de que sus familias «no valoran» la importancia de la educación.

Por eso las respuestas van en varias direcciones. La intervención de las instituciones en el conjunto de Vizcaya se complementa con actividades específicas en los centros donde «una parte significativa del alumnado se sitúa en desventaja social». El Ayuntamiento de Bilbao tiene un convenio con la asociación socioeducativa Bitarte y el colegio de Miribilla desarrolla un proyecto global con profesionales y recursos específicos. Participa en el programa Muse (Music and Education) que utiliza el arte como vehículo para transmitir valores, y en 2006 inició un plan de acercamiento a las familias con la colaboración de la asociación Kalé dor Kayico, que trabaja con la comunidad gitana. Más allá de las aulas, un programa de acompañamiento se asoma a las necesidades de entorno de los alumnos para paliar sus dificultades.