Los líderes de la Unión Europea (UE) van a adoptar en su cumbre de hoy y mañana en Bruselas el Pacto Europeo de Inmigración y Asilo, presentado por Francia, cuyo objetivo principal es atraer a los inmigrantes más calificados y limitar el ingreso del resto.

“La Unión Europea no tiene los medios de recibir dignamente a todos los migrantes que esperan encontrar en ella una mejor vida”, dice con claridad el pacto, que no es una política común sino una serie de compromisos a respetar por los 27.

En efecto, cada país sigue teniendo soberanía para tomar medidas en la materia, aunque absteniéndose de “afectar los intereses de los otros” y cooperando en la lucha contra la inmigración indocumentada.

En ese marco, cada país puede elegir regularizar o expulsar a los migrantes indocumentados, aunque para ello deberán utilizar un procedimiento “caso por caso” y no en forma generalizada.

La negociación del texto, efectuada en tiempo récord, no fue sencilla y el proyecto inicial debió ser suavizado bajo la presión del gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero. Francia debió abandonar su idea de un contrato de integración que obligaba al migrante aprender la lengua nacional del país de destino y los valores europeos.

Al mismo tiempo, la Comisión Europea concibió una Tarjeta Azul para atraer a los diplomados extranjeros más calificados. Este documento permitirá a su titular y su familia trabajar y residir en el país que se lo otorga.

Sin embargo, no será un permiso permanente de estadía y de trabajo y no será válida en toda la UE, como sucede con la Green Card en Estados Unidos.