Un orgullo para su comunidad

Los III Encuentros de Estudiantes Gitanos contarán con la presencia de jóvenes,como Maika Vázquez, que animarán a los adolescentes a continuar con su formación

El Correo, MARÍA REGO, 15-10-2008

Hay quienes creen que los ángeles de la guarda no existen, pero Maika Vázquez podría poner nombre y apellidos a cada uno de los que se han cruzado en su camino. «Sin ellos no habría llegado hasta donde estoy», asegura la joven. Se refiere a cada uno de los profesores que en algún momento le animaron a seguir adelante, le dijeron «tú vales» o le insistieron para que no dejara los libros. A sus 22 años, sabe que haber aprobado el Bachillerato y estar hoy estudiando el último curso de un ciclo superior es todo un logro dentro de su comunidad: la gitana. Por ello, ha sido una de las elegidas para explicar esta tarde su experiencia en el III Encuentro de Estudiantes Gitanos, organizado, entre otras, por la asociación vitoriana Gao Lacho Drom.

«Ahora los jóvenes con 13 años sólo piensan en salir y se quitan muy pronto de estudiar, sin haberse sacado el graduado», comenta Vázquez. A ella también se le pasó esta posibilidad por la cabeza cuando era una adolescente y se juntó «con unas chicas que no eran muy buenas», lo que le llevó a suspender tres asignaturas en segundo de ESO y repetir curso. «Al final lo saqué, pero llegó tercero y sólo iba a clase a calentar la silla», recuerda. Fue entonces cuando entró en las aulas de diversificación social y conoció a unas profesoras que se convirtieron en su «segunda madre».

«Unas ’perrillas’»

«Me ayudaron y me ilusionaron mucho. Hoy es el día que me las encuentro por la calle y les doy dos besos», reconoce con agradecimiento hacia las ‘culpables’ de que, tras obtener el graduado escolar, decidiera lanzarse a la conquista del Bachillerato. En tres años consiguió el título y se matriculó en un grado superior de Integración Social porque «preparar la selectividad era demasiado. Yo quiero trabajar ya y ganarme unas ‘perrillas’ para ayudar en casa», explica con la vista puesta en el próximo mayo, cuando finalice su periodo de prácticas en el colegio Unamuno de Sansomendi.

Sin embargo, los retos no acaban para esta tímida vitoriana. «En un mes me presento al teórico de conducir», promete. Un motivo más de orgullo para su familia. Sobre todo, para su madre, a la que le encanta pensar que muchos ponen a su hija como «un ejemplo».

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