Editorial

LA UEFA SEÑALA A ESPAÑA

El Mundo, 15-10-2008

La decisión de la UEFA de cerrar tres partidos el Vicente Calderón por los incidentes ocurridos en el encuentro de Champions entre el Atlético de Madrid y el Olympique de Marsella, no sólo es insólita, es tremendamente injusta. La UEFA da tres argumentos para aplicar ese severo castigo: que falló la organización en asuntos como el establecimiento de distancias de seguridad entre periodistas y público o en el acomodo de discapacitados; que la Policía arremetió de forma brutal e injustificada contra los aficionados del Olympique; y que hubo gritos racistas.


El primer motivo no justifica, desde luego, más que una sanción económica. Respecto a la actuación policial – que es donde más ha incidido públicamente la UEFA – , es obvio que no es competencia del club, sino del delegado gubernativo. Pero además, hay pruebas de que los agentes intervinieron forzados por la violencia de los ultras franceses que, con algunas de las sillas que arrancaron, agredieron a los encargados de la UEFA para la seguridad cuando acudieron a retirar una pancarta. Ayer mismo, el ministro Rubalcaba anunció que enviará a la UEFA los vídeos de los incidentes para demostrar que la actuación de los policías fue correcta. Más controvertido es el asunto de las expresiones racistas. Es cierto que se produjeron, pero fueron muy minoritarias.


En el debe de la UEFA hay que apuntar sin embargo muchas contradicciones. Por ejemplo, que la última vez que sancionó a un club con el cierre del estadio para dos encuentros (la Roma), fue por un incidente realmente grave: la agresión a un colegiado, que tuvo que suspender el partido. También sorprende que se comunique la sanción dos semanas después de los hechos, a sólo ocho días del próximo partido y con las entradas ya vendidas. Pero lo más inquietante es que el árbitro no registró en el acta ningún percance, y el delegado oficial de la UEFA sólo aludió en su parte a la carga policial. Esto crea un peligroso precedente en dos sentidos: primero, de inseguridad jurídica, ya que el organismo federativo siempre podrá actuar a posteriori y a espaldas de las personas facultadas, en teoría, para elaborar los informes. Pero además, anima a los grupos radicales a causar disturbios en los campos de sus rivales para intentar sacar tajada.


Todo indica que la UEFA ha querido dar un aviso al fútbol europeo con un castigo ejemplarizante. Pero se le ha ido la mano. Además, con su injusta resolución causa un grave perjuicio a España, que puede ver mermadas ahora sus posibilidades de acoger eventos como los Juegos Olímpicos, a los que aspira Madrid. Esta misma semana, Inglaterra se ha negado a jugar en el Bernabéu. Por todo ello, es preciso reaccionar. Los aficionados, comportándose con corrección; los clubes, tomando todas las cautelas con los ultras; y las autoridades deportivas y políticas, defendiendo la imagen de España cuando ésta sea atacada arbitrariamente.

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