El presidente del Olympique de Marsella, Pape Diouf, y el entrenador, Eric Gerets, sostienen que el cierre del Calderón es una noticia «fantástica». Ambos reconocen que la sanción es «pesada», aunque los tribunos de la UEFA se han atenido milimétricamente a las expectativas del club francés. Demostrando un par de cosas. Primera: el Atlético de Madrid no tiene peso en Europa. Segunda: el Marsella reivindica la influencia del fútbol galo en el continente.

Semejante conclusión, más administrativa que deportiva, se relaciona directamente con el cargo supremo de Michel Platini, al frente de la UEFA. Es de suponer que al presidente de la institución le satisface la sentencia porque ha participado directa o indirectamente en el escarmiento, aunque no puede negarse al club marsellés la celeridad, la habilidad y la eficacia con que ha llevado el escándalo a los órganos de justicia futbolísticos.

Empezando por la iracundia de Diouf, la noche misma de la carga policial. Dijo el presidente del OM que la policía nacional española se había comportado de manera «salvaje». También adelantó entonces los argumentos que iban a añadirse al parte de guerra de las gradas. Por un lado, denunciar el «comportamiento racista» de los hinchas atléticos. Por otro, demostrar que las fuerzas del orden españolas habían sido indistintamente brutales con los hinchas saludables, con los ancianos y hasta con los paralíticos. Platini sostenía haber recibido de éstos últimos una avalancha de correos electrónicos y de cartas mostrando su indignación. No está claro si apelaban al compatriota, pero es indudable que el máximo jerarca de la UEFA ha seguido con interés, con influencia y con atención la purga al Atlético de Madrid.

«Los mails de los disminuidos físicos me han sensibilizado», afirmaba Platini el pasado viernes en una entrevista concedida al diario La Provence. «Los he transmitido a la comisión competente para tratar el dossier de la manera más seria. De hecho, si la comisión inflinge una sanción que no estime apropiada, la recurriré», explicaba a su vez la legendaria estrella de la Juventus.

Insultos.

Víctimas inválidas al margen, la documentación remitida por el club francés a las autoridades judiciales de la UEFA incluía las pruebas según las cuales los ultras madrileños la tomaron con el defensor nigeriano y negro Taye Taiwu. Casi siempre comparándolo con un mono o vejándolo con otros eslóganes xenófobos de moda. «Es una decisión que me alivia y que muestra que lo que sucedió en el Calderón es inadmisible e inaceptable. Tanto en lo que se refiere a la organización como a los comportamientos racistas de los que fuimos víctimas», razonaba ayer el presidente del Olympique.

Michael Platini se había propuesto erradicar el racismo de los estadios europeos. También consideraba «inaceptable» que pudieran mostrarse o escucharse en las gradas cualesquiera de los símbolos nazis y fascistas.