por racismo

Inglaterra se niega a jugar en Madrid

Quiere evitar que se repitan los insultos racistas de que fueron objeto algunos de sus jugadores durante el amistoso de 2004 en el Bernabéu

El Correo, J. A., 14-10-2008

Es de sobra conocida la sensibilidad a flor de piel y la implacable suspicacia de los británicos en todo lo que tenga que ver con las actitudes racistas. Recuerden, por ejemplo, la última polémica que se montó con la selección española de baloncesto, cuyos jugadores, antes de viajar a los Juegos de Pekín, salieron en una foto promocional con los ojos achinados. Era una broma sin ninguna mala intención, pero a los estrictos gobernantes de la corrección política del Reino Unido y de Estados Unidos les pareció una ignominia, un despropósito.

Así las cosas, no es extraño que el fútbol español se encuentre en el punto de mira de los responsables de la FA. Todo comenzó en 2004, durante el España – Inglaterra que se disputó en el Santiago Bernabéu, cuando los jugadores Ashley Cole y Shaun Wright – Phillips fueron objeto de insultos de carácter racista por un numeroso grupo de descerebrados. Los ingleses se rasgaron las vestiduras y el incidente trajo mucha cola. Lo peor, sin embargo, llegaría en 2006, cuando Luis Aragonés en su intento de animar a José Antonio Reyes – por cierto, el tiempo ha demostrado que uno puede desesperarse y perder los estribos en el intento heroico de reactivar al futbolista de Utrera – acabó llamando «negro de mierda» a Thierry Henry. El ex seleccionador español fue multado con 2.060 libras por dicho comentario, que le granjeó una mala fama de por vida en las islas.

Han transcurrido dos años desde entonces y la polémica parecía haber pasado a mejor vida. En Inglaterra, hablar del fútbol español era hacerlo de Cesc, Torres, Xabi Alonso, Benítez y compañía. Sin embargo, las negociaciones para la disputa, a petición de Fabio Capello, de un partido amistoso entre España e Inglaterra ha vuelto a sembrar la discordia. Resulta que la FA ha puesto una condición ‘sine qua non’ para jugar ese encuentro contra la selección campeona de Europa, en principio programado para el 1 de febrero. «La FA ha sido clara al señalar que no disputaría el partido en Madrid por los ataques racistas de que fue objeto en 2004», explicó ayer Adrian Bevington, director de comunicación de la federación inglesa.

El veto a la capital de España – se supone que tanto al Santiago Bernabéu como al Vicente Calderón o incluso al Coliseum Alfonso Pérez de Getafe – ha sentado muy mal en todos los estamentos de la FEF, aunque ningún miembro de este organismo se pronunció ayer de forma crítica contra sus colegas de Inglaterra. El portavoz de la junta directiva de la federación española, Jorge Carretero, no quiso echar leña a un fuego que apenas había comenzado a arder. «Todavía no se ha firmado nada. En caso de materializarse el acuerdo, el partido se disputaría donde la Federación española lo estime oportuno. No hemos recibido ninguna comunicación en este sentido (en referencia a la negativa a jugar en Madrid)», aseguró Carretero, que no dejó pasar la oportunidad de lanzar un mensaje de apoyo a la afición española. «El público del Santiago Bernabéu es excelente, como el de toda España», sentenció.

«Mirar al futuro»

El que sí se pronunció, con su lucidez habitual, sobre esta polémica cuestión fue Xabi Alonso, que pidió a la FA que no condicione la disputa del amistoso contra España a que el partido no se juegue en Madrid. «Me coge por sorpresa esta información. Sabíamos que íbamos a jugar contra Inglaterra un amistoso y eso son cosas del pasado. Hay que mirar al futuro esperando que esos hechos no se repitan. En Inglaterra se hace mucho hincapié en esos asuntos, pero hay que pasar página y que no se vuelva a repetir», dijo el centrocampista del Liverpool. Alonso está convencido de que el público británico no tiene mala opinión de la afición española. «Allí hay mucho seguimiento del fútbol español. La gente de Inglaterra lo admira y para nada nos ven racistas. Son hechos aislados que pasan en muchos estadios de fútbol, no sólo españoles sino de Italia, Inglaterra o Francia. Lo que hay que intentar es que no ocurran más», afirmó.

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