El ultraderechista Haider se mata en un accidente de coche tras una fiesta en un cabaret

El Mundo, CARLOS ALVARO ROLDAN. Corresponsal, 12-10-2008

Circulaba a mucha más velocidad de la permitida Jörg Haider no tuvo esta vez la suerte de 1993, cuando su coche quedó destrozado al chocar con un poste telefónico y él sólo sufrió un chichón en la cabeza. Ayer, el líder ultraderechista austriaco fallecía en un aparatoso accidente en una carretera local del Land (estado federal) que presidía, Carintia, cuando regresaba de una fiesta nocturna en la discoteca El Cabaret, en dirección a su casa materna. Existía una limitación de velocidad de 50 kilómetros por hora pero el político radical iba «claramente más rápido», según informó la Policía.


Alrededor de la medianoche, el primer ministro de Carintia y presidente de la Alianza por el Futuro de Austria (BZÖ), el partido sorpresa en las recientes elecciones federales del 28 de septiembre al obtener casi el 11% de votos, abandonaba el local de la localidad de Velden (sur) después de haber asistido a la presentación de la publicación Blitzlicht Revue.


Allí, según las fotos que reprodujo el diario alemán Bild en su edición electrónica, Haider se divirtió de lo lindo con un espectáculo de cabaret titulado Moulin Rouge. Vestido con unos informales pantalones vaqueros, americana gris y camisa rosa, el político departió con los invitados, muchos de ellos periodistas, y no dudó en dejar que le retrataran incluso con una joven mientras se colocaba sonriente un sombrero de copa negro.


Haider (58 años) se despidió de su portavoz de prensa, Stefan Petzer, que le acompañaba en el acto, y se puso él mismo al volante de su potente VW Phaeton oficial. Ese día, su chófer tenía el día libre ya que el político iba a pasar el fin de semana en su casa de Bärental. Hoy, toda la familia del político tenía previsto celebrar el 90 cumpleaños de su madre, Dorothea, quien durante el Tercer Reich de Adolf Hitler fue una dirigente de las juventudes nazis locales.


En las afueras de la capital regional, Klagenfurt, a la altura de la pedanía semiurbanizada de Lambichl, el vehículo de Haider procedía a realizar un adelantamiento pero, por alguna razón, el coche perdió el control, impactó con un poste de hormigón y dio varias vueltas de campana durante 150 metros en los que llegó a derribar la señal que limitaba la velocidad en ese tramo de un carril en cada sentido. El responsable de la investigación policial, Ernst Friessnegger, admitía por la tarde que aún quedan algunas circunstancias «poco claras» del accidente que se podrían explicar en las próximas horas.


Las imágenes del coche destrozado muestran que la parte del techo del vehículo situada sobre el conductor está parcialmente hundida en forma de cuña. Haider llevaba colocado el cinturón de seguridad y el airbag de protección saltó correctamente. Pero el político de extrema derecha sufría graves heridas en la cabeza y en el pecho y moría en la ambulancia antes de alcanzar el hospital de Klagenfurt, según confirmó Friedrich Hrast, portavoz policial. Los servicios de emergencia habían llegado avisados por el chófer del vehículo adelantado por el político en Limbichl.


El camaleónico Haider acababa de resucitar de nuevo de sus cenizas en las urnas, donde sus votos sumados a los de su antigua formación, el Partido Liberal (FPÖ), ocupaban un tercio de los escaños del Parlamento. «Es el fin del mundo», admitía Petzer en medio de las lágrimas. «No sólo era mi jefe sino también uno de mis mejores amigos», añadía inconsolable.


El polémico político, que logró un endurecimiento de las leyes de inmigración durante su coalición con el Partido Popular austriaco entre 2000 y 2006, abandonó la formación que dirigía desde 1986 después de intentar aplicar un pragmático giro hacia la moderación, muy lejos de las diatribas filonazis, antiextranjeros, ultranacionalistas y antieuropeístas que le habían caracterizado durante los 90. El mismo participó en su juventud en campamentos paramilitares de corte ultraderechista y sus padres habían sido seguidores de Hitler antes de que éste llegara a la Cancillería de Berlín a través de las urnas democráticas.


La nueva «cara amable»


Durante la campaña electoral, trató de convertirse en la «cara amable» de la ultraderecha austriaca y se mostró dispuesto a pactar para entrar de nuevo en el Gobierno de Viena. Su participación ya en 2000 provocó que por primera vez en su historia la Unión Europea decretara sanciones contra uno de sus socios.


La muerte de este autoproclamado defensor del ciudadano «de a pie» provocaba ayer estupor entre los austriacos, incluidos sus enemigos declarados. El presidente, el socialdemócrata (SPÖ) Heinz Fischer, le calificaba de «político de gran talento» capaz de encantar y repeler a un tiempo a sus compatriotas. «Estuvieras de acuerdo con sus posiciones o no, Haider era un maestro de la comunicación política», afirmaba la ministra de Asuntos Exteriores, Ursula Plassnik.


El líder del extremista FPÖ y ex pupilo de Haider, Heinz – Christian Strache, quien durante la campaña calificó a su antiguo mentor de «anticuado» y «político acabado» en medio de un constante cruce de descalificaciones, ayer se declaraba «muy afectado» y conciliador respecto a su figura: «Pese a las diferencias que tuviéramos, se le debe reconocimiento y respeto. Austria ha perdido a su mayor figura política». En los últimos días, ambos partidos habían mantenido varios encuentros y se especulaba con una futura colaboración.


El probable nuevo canciller de Austria y vencedor en minoría de la cita electoral, el socialdemócrata Werner Faymann, que siempre había jurado que nunca pactaría con Haider, llegó ayer a calificarle de «político excepcional». El dirigente muerto deja viuda y dos hijos.


IDEAS AL LIMITE


Inclinación nazi: Forzado a dimitir como gobernador de Carintia en 1991, por decir que el III Reich tuvo un récord envidiable de creación de empleo.


Polémica: Durante un debate parlamentario, se refirió a los campos de concentración del nazismo llamándolos «penales».


Napoleón y Sadam: Calificó al ex presidente francés Jacques Chirac de «Napoleón de bolsillo» y estrechó la mano del dictador iraquí Sadam Husein en lo que llamó un «viaje humanitario» a Bagdad, en 2002.


Obituario en página 9

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