El servicio de voz para atender a pacientes extranjeros fracasa en su estreno en Miranda

El programa de escucha y traducción se ha quedado «en algo anecdótico yaque ralentiza el trabajo de los médicos» del ambulatorio, admite Martínez Olalla

El Correo, MARÍA ÁNGELES CRESPO, 07-10-2008

El programa de escucha y traducción que se implantó en el Centro de Salud Miranda Oeste, se presentó como una iniciativa pionera para facilitar el entendimiento entre los médicos y los pacientes extranjeros que no dominaran el español.

La iniciativa del Sacyl se puso en marcha, como experiencia piloto, en el mes de julio, y en los centros escogidos en el conjunto de Castilla y León, entre ellos el mirandés, se establecieron unos plazos para ver su eficacia y hacer una evaluación. Ese momento ha llegado y el primer análisis ha sido que «no ha dado buen resultado». Así lo ha puesto de manifiesto el responsable del ambulatorio Miranda Oeste, Fernando Martínez Olalla.

Después de tres meses de funcionamiento, puede concluirse que la experiencia ha fracasado. Y lo ha hecho por dos razones. Según apunta Martínez Olalla, la primera es que los extranjeros que acuden a las consultas, y tienen dificultades bien a la hora de expresarse en castellano o de comprender lo que les pueda comentar el médico, «suelen venir acompañados de otro compatriota suyo que ya domina el idioma».

Parece que todos se sienten mucho más seguros y cómodos cuando es otra persona la que «les sirve de intérprete», y por eso han mostrado muy poco interés por utilizar el sistema de escucha y traducción automática del que se dispone. Una opción que sigue existiendo y que permite la conversación médico paciente en idiomas como el árabe, el chino o el rumano.

En cualquier caso, y después de tres meses de disponibilidad, «podemos concluir que su utilización se ha quedado en algo meramente anecdótico». Los médicos casi no lo han empleado y «sólo se ha solicitado de modo puntual por la trabajadora social».

Más lento

El objetivo inicial de la implantación de este sistema era el de agilizar las consultas cuando los pacientes eran extranjeros, pero lo cierto es que «la experiencia nos ha demostrado que con su utilización se producía el efecto contrario. Todo se ralentizaba bastante más».

Esta falta de operatividad ha sido, por lo tanto, la segunda razón del fracaso de esta medida, sin duda innovadora, y que se instauró con el claro objetivo de agilizar y mejorar la atención a los pacientes, para que «pudieran recibir la atención médica que necesitaran sin preocuparse por las dificultades idiomáticas».

Pese al mal resultado de la experiencia Martínez Olalla apunta que no hay que pensar que esto ha sido una pérdida de tiempo o un esfuerzo baldío. «Unas veces las cosas salen bien, y otras no, pero eso no significa que no haya que seguir trabajando para mejorar, en la medida de nuestras posibilidades la atención a los pacientes».

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