"Los menores inmigrantes que viven en Gipuzkoa necesitan un proyecto educativo "

sos racismo afirma que muchos jóvenes "salen adelante y consiguen un empleo". La jornada de sensibilización que se celebró en Donostia sirvió para que la sociedad conociera la realidad del colectivo

Diario de noticias de Gipuzkoa, , 28-09-2008

Donostia. Se llama Rachid y nació en Rabat, la capital de Marruecos. Cuando sólo tenía 12 años decidió emigrar al extranjero. Tardó cinco años en cruzar el Estrecho de Gibraltar, pues la policía le capturó una y otra vez. Su familia le pidió que lo dejara pero él sentía que tenía que trabajar para ayudar a sus padres y hermanos. Llegó a Donostia en los bajos de un camión y ahora vive en un centro de acogida de Gipuzkoa. Su historia conmueve, ya que no se trata de una vivencia atípica porque, por desgracia, se repite continuamente.

Al igual que Rachid, son muchos los extranjeros no acompañados que viven en un centro de acogida del territorio. Desde hace varias semanas y, en especial, desde la agresión sexual supuestamente cometida por varios jóvenes tutelados por la Diputación a una pareja en Tolosa, las críticas les han llovido a los responsables pero también a todo el colectivo inmigrante. Por ello, SOS Racismo aprovechó la jornada de sensibilización que se celebró ayer en la Plaza de Gipuzkoa de Donostia, para explicar a los ciudadanos la situación de todos estos chavales. “Se les ha criminalizado y se les mira de forma pretenciosa. Son niños que necesitan un proyecto educativo que no existe”, afirmó Silvana, una de las responsables de esta organización.

Esta argentina, que lleva seis años en Donostia trabajando con menores no acompañados, criticó duramente los hechos que sucedieron en Tolosa, aunque también aseguró que el sistema de acogida de estos chavales “es muy complicado y tiene fallos”. “Están en una situación de riesgo y, encima, se pasan el tiempo sin hacer nada, por lo que son proclives a que vivan una situación de marginalidad”, sentenció Silvana quien, no obstante, reconoció que la Diputación “tiene un papel difícil en este caso”.

“no son albergues” A su juicio, los menores inmigrantes necesitan unas reglas claras que no cambien según el centro de acogida en el que vivan. Éste, además, “no puede ser como un albergue”, sino que debería convertirse en una residencia donde den a los inmigrantes el apoyo que necesitan.

Asimismo, desde que varios menores fueron acusados de cometer sendos delitos sexuales de madrugada en Tolosa y Donostia se ha cuestionado duramente qué hacían estos jóvenes en la calle cuando debían estar durmiendo en un centro de acogida. Las puertas de estos centros se cierran a las 23.00 horas y se vuelven a abrir a las 8.00 horas. “Los que llegan tarde se quedan fuera porque no les dejan entrar, aunque sí que les permiten quedarse en el jardín del recinto, pero muchos se escapan”, afirmó Silvana, al tiempo que señaló que “hay un cúmulo de cosas que se hacen mal y que no ayudan a que estas situaciones mejoren”.

“sin herramientas” Las condiciones de los profesionales que trabajan en estos lugares también parecen cuestionables, ya que muchos abandonan sus puestos en un par de meses porque no están preparados. “Salen quemados, porque no tienen ningún tipo de preparación ni herramientas para trabajar con menores”, aseguró la argentina.

A pesar de relatar los problemas que supone trabajar con menores en situación de desprotección, tanto Silvana como SOS Racismo saben que la mayoría “salen adelante y consiguen un empleo”. Por ello, pretenden que la sociedad también sea consciente de los derechos que tienen estos niños, para lo cual acercaron su realidad a todos los guipuzcoanos que disfrutaron de esta jornada solidaria.

“No todo es criminalidad, marginación, delitos y droga”, insistió Silvana, quien intentó que los que ayer se acercaron hasta el stand de la organización conocieran las verdaderas historias de los chavales que viven en Gipuzkoa.

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