La inmigración releva al comercio tradicional tras un alud de cierres

El Periodico, PATRICIA CASTÁN, 26-09-2008

Los carteles de “se traspasa” o “se alquila” siguen aflorando a diario en Barcelona, sin que casi nadie se interese en tomar el testigo. No es momento para arriesgar, consideran muchos barceloneses. En los últimos meses, en muchas zonas poco comerciales o donde los letreros languidecen, los inmigrantes son los únicos que apuestan por emprender pequeños negocios tras reunir todo el capital familiar disponible. La nueva situación ha conllevado un repunte de colmados de alimentación abiertos hasta la madrugada, que se extienden por todos los barrios, así como de bares tradiciones que conservan su estética pero pasan a ser regentados por inmigrantes chinos, y de variados negocios de peluquería y estética también en manos asiáticas.
Diversas inmobiliarias consultadas coinciden en que la demanda de locales comerciales ha bajado sin parar en el último año, con excepciones de las primeras líneas comerciales (muy céntricas o en ejes consolidados). Pero lo más grave es que la oferta se ha multiplicado, ante los cierres de negocios que no pueden afrontar la caída de ventas. Los datos de la inmobiliaria Jordà&Guasch; revelan que en las segundas y terceras líneas comerciales (sin centralidad o fuera de un gran eje, y que forman parte del comercio de proximidad o barrio) hay como mínimo un 30% más de locales disponibles que en el mismo trimestre del 2007.
Silvia Díez, directora de Locales Comerciales de la firma, indica que incluso en la segunda línea la tendencia a corto plazo es que la oferta siga creciendo, por “el descenso del consumo familiar y los alquileres que se han ido poniendo al día”. Entre los que resisten figuran “los comercios familiares sin sueldos externos o los que pertenecen a franquicias y tienen un respaldo”.

PROTECCIÓN
Fuentes de la Fundació Barcelona Comerç coinciden en que la pertenencia a los ejes (con un entramado comercial variado que invita al paseo) son los que pueden combatir la crisis, que se llevará por delante a muchos pequeños negocios de barrio. El concejal de Comercio, Jordi William Carnes, señala que el ayuntamiento proyecta diversas iniciativas para apoyar el comercio, tanto a nivel de iluminación como contra la venta ilegal y la formación de personal. Pero admite que el mejor paraguas para sobrellevar el mal momento económico es la concentración comercial.
La cultura del sacrificio, a la que alude tanto el concejal como el presidente del Gremi de Restauració de Barcelona, Gaietà Farràs, es la que lleva a los inmigrantes a relevar al comercio tradicional. “Ellos están dispuestos a trabajar las horas que haga falta, como nuestra anterior generación”, opina Farràs. Aunque la crisis está poniendo en jaque incluso a muchos colmados nacidos el último año.
El ayuntamiento no dispone de cifras sobre el volumen de negocios en manos foráneas, pero a la vista está. Los distritos periféricos y Ciutat Vella primero, y el Eixample después, dan paso a colmados con horarios sin final, a locales de comida rápida libaneses, y a bares tradicionales que pasan a manos chinas sin cambiar de estética ni apenas de menús (seis casos en el entorno del mercado del Ninot dan fe de esta tendencia), y a negocios de estética, una vez los todo a cien han tocado techo.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)