VIOLA DJULA 'PIT' CUANDO LA ARTESANÍA IMITA A LA MAGIA

«No soy racista. Me gustan los juegos de todos los países»

Es capaz de hacer de un símbolo espiritual como el mandala un juego de manos y de un hierro, un rompecabezas

Diario Vasco, ELENA VIÑAS, 24-09-2008

P it, como llaman sus amigos a Viola Djula, ha pasado el verano entre la Brecha, la Plaza Vinuesa y las cercanías de San Telmo. Son los lugares en los que habitualmente el colectivo de artesanos Gabiltza instala sus puestos de exposición y venta de objetos confeccionados en vidrio, cerámica, papel o metal, el material elegido por este ex camionero yugoslavo que desde hace ocho años vive en el País Vasco. Sus creaciones, en apariencia hierros retorcidos que se ensartan unos dentro de otros, prometen no dejar indiferentes a quienes las adquieran.
- Cuénteme, ¿qué es lo que vende?
- Son rompecabezas y juegos de ingenio.
- ¿De dónde saca la inspiración para confeccionar este tipo de artilugios?
- De un libro que encontré escrito en holandés. Una auténtica antigüedad. En sus páginas aparecen como unos mil rompecabezas diferentes. No entiendo nada de lo que dice, pero saco ideas. Como viajo bastante, también descubro otros por mi cuenta. Algunos de ellos me los ha pasado una amiga que se mueve por todo el mundo. Me los trae de África, de Argentina, de Chile y de otros lugares de Sudamérica. No soy racista, me valen los de cualquier país.
- ¿Es complicado resolverlos?
- No, la mayoría no lo son. Hay gente que se puede estar tres horas hasta que lo consigue. Yo lo hago incluso con una mano. Así toma una pieza con forma de muelle y saca el aro que parece prendido en su interior sin modo aparente de soltarlo. ¡Zas!
- Parece magia…
- Parece, pero no lo es. Tengo dos amigos magos y lo que ellos hacen es muy parecido a esto.
- ¿Qué es más difícil: hacer los rompecabezas y el resto de juegos de ingenio o encontrar, una vez hechos, su solución?
- La única dificultad es encontrar la manera de hacerlos bien. Todo esto tiene una simetría y una proporción, pero tienes que ser tú quien la busque.
- ¿Cuánto tiempo lleva haciéndolos?
- Unos tres años aproximadamente. Los mandalas, en cambio, los hago desde hace treinta.
- ¡¿Mandalas?!
- Sí, estas figuras que tienes aquí hechas a base de alambre y bolitas de colores.
- ¿Son también un juego?
- Son un juego de manos. El mandala viene de Tíbet, de la India… Es algo con dos mil quinientos o tres mil años de historia. Tiene que ver con la espiritualidad. Todo lo que viene de allí es espiritual.
- Pero aquí usted le da un significado más mundano, ¿no cree?
- Es cierto. Yo lo vendo como un juego. Un objeto que pasa de estar del todo cerrado a estar abierto por completo. Es, básicamente, un juego de manos.
- ¿Sin espiritualidad de por medio?
- Sin más espiritualidad de lo debido.
- Yo tenía entendido que los mandalas eran esos dibujos que hacen con arena de colores los monjes del Tíbet para que las energías fluyan y no sé cuántas cosas más…
- Bueno, yo también podría hablarte de la vida, de la muerte, de sensaciones… pero lo bonito es que sea un juego. Sin más.
- ¿Para quiénes son sus juegos, para niños o para mayores?
- Para ambos por igual. Que sean juegos no quiere decir que sólo estén destinados a niños. A los adultos también les gustan. De hecho, éstos son los que más compran los rompecabezas. Los mandalas, en cambio, gustan más a los pequeños. Los chavales no suelen tener tanta paciencia para resolver los juegos de ingenio.
- Independientemente de su edad, ¿sus creaciones seducen a muchos donostiarras?
- Les gustan mucho, lo mismo que a los turistas. Es algo general en toda Gipuzkoa. En zonas mineras como el Bierzo, causan sensación. No sé por qué. Sus habitantes me traen hasta sus propias creaciones de regalo.

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