La cigüeña es un AVE

Una joven de 27 años da a luz a una niña en el tren de Málaga a Madrid, asistida por una matrona que iba de viaje y por los miembros de la tripulación

Diario Sur, IGNACIO LILLO, 24-09-2008

No conoce bien el idioma, pero el supervisor del convoy no tiene dudas en interpretar las señas: «El bebé ya está aquí». María Luisa Amado – Loriga viaja a tres filas de distancia de Diamanka, la joven senegalesa de 27 años que ayer dio a luz a una niña en el AVE entre Málaga y Madrid, en el primer nacimiento de este tipo ocurrido en España. Y, aunque ha ayudado a traer a cientos de bebés, siempre hay una primera vez para hacerlo en una locomotora en marcha.

La matrona, que reside y trabaja en Lérida, ha acudido a visitar a un hermano a Málaga, y se encuentra en el camino de vuelta a casa en el tren de las 11.00 horas. «He escuchado que pedían un médico por megafonía, y como no lo soy no he respondido. Pero al momento ha cruzado una señora de color con su pareja. Se sujetaba la barriga, andaba mal y se quejaba, y ya me he dado cuenta de lo que pasaba».

«Soy comadrona»

«Soy comadrona, creo que les sirvo», dice la pasajera, y se hace entender a la joven pareja en francés, pues no hablan bien español. «La hemos llevado entre dos vagones, cerca de la clase preferente, y una azafata le ha puesto una de las batas que ellas utilizan». Al poco, llega hasta el improvisado paritorio una enfermera de quirófano que también se ha ofrecido a ayudar, y el equipo queda completo. El instrumental lo componen apenas unos guantes estériles, toallas y una gasa, que emplean para pinzar el cordón.

«Ha parido a la una menos diez. Ha sido un parto estupendo. Es una niña, se llama Kisa y ha tenido un peso de unos 3,300 kilos», explica la matrona, en tono profesional. «Es mi pan de cada día», apostilla. La pequeña es el tercer hijo de la pareja, lo que, unido a la juventud y fortaleza de la madre, hace todo más fácil.

Diamanka se recupera enseguida. El pasaje las instalan en un vagón de primera clase y comienza a darle el pecho a la niña, «así hay menos riesgo de hemorragia», aclara la comadrona, que no esconde su temor a que aparezcan complicaciones sin medicación disponible.

Osito de peluche

Al llegar a Ciudad Real el tren se detiene y una ambulancia con personal médico se ofrece a ayudar y a trasladar a la familia a un hospital de la localidad. Pero ella dice sentirse bien y pide continuar hasta la capital madrileña, hasta la que sólo queda una hora de viaje. Los sanitarios se cercioran de que todo está en orden y facilitan una manta térmica para la pequeña, tras lo que el convoy reanuda la marcha.

La noticia corre por los vagones del AVE. La tripulación está emocionada y un grupo de pasajeros hace una colecta y le compra un oso de peluche, sobre la marcha, que encuentran en el catálogo de venta a bordo que ofrece Renfe. El personal tampoco escatima en cuidados para la recién nacida y su madre.

«La gente se ha organizado en pequeños grupos para ir a visitarla al vagón, e incluso piden permiso como si fuera el hospital», dice, divertida, María Luisa Amado – Loriga. A pesar de las especiales circunstancias en que ha tenido que ejercer su labor, para ella, sólo hay una conclusión del viaje: «Lo principal es que me queda la tranquilidad de que todo ha ido bien, que la niña y la madre están bien».

La matrona prosigue su viaje hacia Lérida, aunque su vida siempre estará ligada a una familia de inmigrantes de Madrid.

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