Juan de Dios Ramírez Heredia, gitano y antiguo eurodiputado español, advirtió ayer al vicepresidente de la Comisión Europea, Jacques Barrot, que recibiría una maldición gitana si no cumple su compromiso, expresado con vehemencia en un congreso internacional, de que no tolerará ninguna legislación sobre gitanos en Italia que sea incompatible con el derecho comunitario.

Los planes del Gobierno de Silvio Berlusconi para censar a esta minoría, aceptados por la Comisión, ejemplificaron la discriminación que pesa sobre los gitanos en Europa. El censo y su aprobación por la UE atrajeron duras críticas en la primera reunión de alto nivel sobre los gitanos organizada en Bruselas por la Comisión Europea y por el financiero y filántropo George Soros. Barrot, como responsable de Justicia e Interior en el Ejecutivo comunitario, se comprometió a combatir por todos los medios cualquier violación de los derechos fundamentales de los gitanos.

Ramírez Heredia se dijo confortado por esas palabras, pero advirtió a Barrot de que los gitanos vigilarán el cumplimento de la promesa. Antes, Soros había manifestado su temor de que el fichar a los gitanos en Italia “se convierta en una norma en Europa” y había expresado su confianza en que el Tribunal Europeo de Justicia declare la medida ilegal.