VALENCIA. El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, recibió al conseller de Inmigración, Rafael Blasco, el pasado 7 de mayo con el asunto del «compromiso» y la Ley de Integración sobre la mesa. Una reunión que, en opinión del propio Gobierno valenciano, «cumplió las expectativas». Sin embargo, cuatro meses después todavía no se ha podido pergeñar ámbito de colaboración institucional alguno para ahondar en políticas de integración, tal y como aseguran desde la Conselleria, desde donde se han enviado sucesivas misivas a Corbacho con el objeto de materializar una más estrecha colaboración. En este sentido, la última carta fue enviada en agosto tras la aprobación por el Consell como proyecto de la ley de Integración de los Inmigrantes en la Comunidad Valenciana.
La llegada al Ministerio de Corbacho con una cartera que incluye en su denominación Inmigración ha coincidido con un periodo en el que el paro extranjero y la llegada de nuevas pateras a la región han marcado la agenda política, más allá de las iniciativas o debates abiertos del Consell y el propio Gobierno central.
Por todo ello, desde el Gobierno valenciano se insiste en la necesidad de consensuar medidas de colaboración para afrontar un problema conjunto y con competencias repartidas. «El clima en el Ejecutivo no está siendo bueno en los últimos tiempos, algo que se demuestra con las últimas desautorizaciones de la vicepresidenta De la Vega tanto al ministro Bermejo, Aído, Solbes y también Corbacho. Quizá ese es el motivo del sorprendente silencio por parte de este último», explicó ayer Blasco.
Opinión de las Comunidades
El titular de Inmigración, insiste en que siguen habiendo muchos temas por tratar con el Gobierno de España y que es de absoluta necesidad la colaboración con ellos. «El Ejecutivo debe contar con la opinión de las comunidades autónomas a la hora de adoptar decisiones sobre la regulación de los flujos migratorios».