Parches contra el hambre, una treta para el ramadán

El Día, El Cairo, EFE, 16-09-2008

El ramadán es un mes de privaciones y ayuno, pero alguna mente despierta ha ideado una forma de esquivar el hambre y la debilidad que sufre el devoto durante las horas del día sin necesidad de pecar: los parches de adelgazamiento.

La utilización de estos apósitos sobre la piel ha levantado la polémica en los países musulmanes, donde ciertos guardianes de la ortodoxia no ven con buenos ojos que se recurra a este tipo de estratagemas para engañar el hambre.

Aunque su uso todavía suscita grandes dudas entre la comunidad científica, la cuestión en los países musulmanes ha trascendido la dimensión sanitaria para convertirse en una cuestión teológica.

¿Es de buen musulmán paliar los efectos del ayuno, y más en los calores estivales, con un método que el Corán no proscribe?.

Para Abdel Moti Bayumi, clérigo del Centro de Estudios Islámicos de la universidad cairota de Al Azhar, los parches no son pecaminosos.

“La sharia (ley islámica) no lo prohíbe. Mientras no haya nada que entre en el estómago durante las horas del ayuno, éste seguirá siendo válido”, explicó a Efe Bayumi.

Para este experto en islam de Al Azhar, la principal institución suní del mundo, los parches “son una manera moderna de prepararse, como antes lo hacía la gente con la elaboración de ciertas bebidas y comidas que llenan el estómago durante muchas horas para aguantar el ayuno”.

Esta opinión la comparte el clérigo turco Kerim Yavuz, quien, en declaraciones a la agencia turca Anatolia, señaló que los parches no invalidan el ayuno, pues su efecto “equivale al de una ducha o a una pomada sobre la piel”.

Sin embargo, no todos los ulemas comparten esta visión y algunos sobre todo en Arabia Saudí, donde se sigue el wahabismo, una rama del islam especialmente conservadora se han lanzado a criticar este atajo.

Es el caso del clérigo saudí Abdul Wahab bin Naser al Tirairi, quien considera que antes de dictaminar si los parches no contradicen el islam habrá que examinar bien su composición.

Según explicó este religioso al diario egipcio “Daily News”, si los análisis médicos de los parches demuestran que éstos llevan nutrientes, su uso será “haram”, es decir, prohibido por la ley islámica.

Pero en torno a este tipo de productos sigue existiendo un gran desconocimiento, lo que sin duda complica los deseos de Tirairi.

La venta de los parches, con especial repercusión durante estos días en países como Egipto o Turquía, es casi siempre coto exclusivo de páginas web de dudosa reputación y turbios orígenes.

Entre los especialistas, este remedio es observado con escepticismo, y la mayoría tiende a considerarlo un “producto milagro”, aún cuando no se puedan descartar los posibles beneficios de su efecto placebo.

El funcionamiento de los parches dietéticos, similar a otros como los de nicotina que se utilizan para dejar de fumar, es, al menos en apariencia, sencillo.

Uno de los sitios de internet que proporciona este tipo de productos (www.diet-patch.com) asegura que “las sustancias herbales penetran lenta y progresivamente (…) y penetran en el cuerpo y la mente a una velocidad constante durante 16 horas. La pérdida mínima de peso es de 4 libras (1,8 kilos) a la semana”.

Más allá de su eficacia, el debate sobre estos parches pone de relieve la picaresca que va en aumento en los países musulmanes cuando se trata de paliar los efectos del ramadán.

Por delante, a los piadosos musulmanes les esperan diez años de celebración de ramadán durante el verano, que prometen ser un periodo fértil en la búsqueda de nuevos ingenios que ayuden a pasar lo mejor posible este mes.

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