La crisis, y su secuela en forma de aumento acelerado del desempleo, está generando reacciones políticas en extremo imprudentes. Es el caso del cuestionamiento de la contratación de inmigrantes en origen por parte del ministro Corbacho, hace unas semanas; y de la comparación a cargo de Rajoy entre los entranjeros que perciben el paro y los españoles que se dispondrían a participar en la vendimia. Es falso, injusto y peligroso que desde la responsabilidad institucional o de partido pueda siquiera sugerirse que hay trabajadores que perciben prestaciones sin tener derecho a ellas o ‘quitan’ el empleo a otros.