Una mujer boliviana mató ayer a su pareja, de la misma nacionalidad, en el transcurso de una discusión que acabó a puñaladas ante un portal de la calle de Enrique Velasco 26, en el distrito madrileño de Puente de Vallecas.

Según informó la Jefatura Superior de Policía de Madrid, una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía que circulaba por esa zona pudo ver, a las 04:44 horas, cómo un hombre caía sobre la acera, con la ropa manchada de sangre y con varios cortes en el pecho.

Además, los agentes que intervenían en el caso escucharon gritos que procedían de un piso cercano de la misma calle, por lo que decidieron realizar una comprobación. Cuando se presentaron en el punto marcado se dieron cuenta de que en el domicilio residía el acuchillado. Allí, encontraron a la pareja del herido, a las tres hijas menores de estos y a otros tres adultos.

Los policías avisaron al SAMUR-Protección Civil, cuyos sanitarios atendieron a Rogelio T.N., de 34 años, por una herida grave de arma blanca en el pecho, y le trasladó al Hospital Gregorio Marañón, donde murió a las 06:55 horas mientras estaba siendo intervenido. La mujer, Verónica G.V., de 30 años, que presentaba lesiones en la cara y fue trasladada también a un hospital después de pasar por comisaría y dejar a las tres niñas con su hermano, relató que ambos habían discutido.

Acusada de homicidio, pasará a disposición judicial tras ser interrogada en comisaría en presencia de su abogado, aproximadamente en un plazo de 72 horas. Ambos se encontraban en España en situación irregular.

Los compañeros de piso declararon a los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía que no habían visto nada, que estaban en su habitación y desconocían lo que había pasado en el transcurso de la reyerta mortal.

La policía recogió el cuchillo a escasos metros de donde encontró al herido y se lo llevó a comisaría para ser aportado como prueba. Por el momento no está claro si la discusión y la agresión se produjeron en la calle o en el portal, ya que en el interior del domicilio no se han encontrado señales de violencia, ni rastro de sangre de ninguno de los dos afectados.