Roquetas, la ciudad más segura

El fuerte dispositivo policial permitió la primera noche sin incidentes La Guardia Civil detiene a un marroquí por su presunta implicación en el asesinato del senegalés

La Razón, J. V. Echagüe, 10-09-2008

J. V. Echagüe

Madrid – La detención de un ciudadano marroquí ayer en Roquetas podría arrojar luz sobre el paradero del presunto homicida del joven Ousmane Koté. Este diario adelantó ayer la versión de varios testigos sobre los hechos acaecidos el pasado sábado en la Barriada de las 22 viviendas y que desencadenaron dos noches de intensos enfrentamientos entre la comunidad subsahariana y las autoridades. Los testimonios apuntaban la presencia de un ciudadano de origen marroquí.

Estos testigos afirmaron que la muerte de Ousmane se debió a algo tan banal como una disputa entre vecinos. En torno a las 21:45, un joven arrojó un cubo de agua desde su piso, salpicando a un ciudadano senegalés que en aquel momento estaba en la calle. Así se desencadenó una pelea en la que acabaron implicados Ousmane, que en principio quería poner paz, y su presunto asesino, apodado «el gitano», que ayudaba al chico que arrojó el agua. A su vez, éste avisó a un ciudadano marroquí, que participó en la reyerta. Según declararon fuentes de la investigación a Ep, el arrestado «presenció y participó en la pelea desde el principio hasta el final».

Se abre el círculo

Finalmente, el «gitano», que tenía varios antecedentes por tráfico de drogas, propinó dos navajazos al fallecido, que murió desangrado.

Mientras tanto, el juez decretó ayer el secreto de sumario sobre el asesinato, mientras que la Guardia Civil ha decidido ampliar a otras provincias la búsqueda del acusado.

Por otra parte, si había ayer había una zona segura en nuestro país ésa era la Barriada de las 200 viviendas de la localidad almeriense de Roquetas de Mar. Más de 100 efectivos pertenecientes a la Guardia Civil, apoyados desde el cielo por un helicóptero, velaron por el orden en un barrio que, por primera vez desde que fuera asesinado Ousmane, pasó una noche sin barricadas, pedradas y contenedores incendiados. Así, este dispositivo estuvo activado también durante el día de ayer.

«Es un control policial extraordinario», relataba ayer uno de los vecinos de la barriada a este periódico. «Los agentes tenían órdenes de no permitir ningún tipo de reunión en la calle, preguntaban a todo el mundo a dónde se dirigían y controlaban todo lo que se movía», dijo. Así, las calles de este barrio inmigrante presentaban ayer un aspecto fantasmal

De hecho, sólo se produjo una concentración importante en una carretera de acceso a la localidad. Sin embargo, se debió a la festividad del Ramadán, ya que muchos subsaharianos prefieren durante estas fechas pasar el tiempo de ayuno al aire libre.

Con todo, ayer se supo que el Grupo de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil realizó dos nuevas detenciones durante el lunes: un varón de Ghana, arrestado por desórdenes públicos y daños en vehículos, y un hombre natural de Gambia, acusado de desobediencia, resistencia y atentado contra la autoridad. Estas detenciones se sumaron así a las ocho de los días precedentes. Sin embargo, siete de los detenidos, con edades comprendidas entre los 18 y los 37 años, quedaron ayer en libertad con cargos, mientras que otro fue ingresado en prisión.

Disputas políticas

Tras reunirse con el alcalde de la localidad, Gabriel Amat, las asociaciones de inmigrantes senegaleses descartaron ayer convocar nuevas concentraciones como la que protagonizaron el pasado lunes, en la que se quejaron del «abandono y el olvido» que sufría la Barriada de las 200 Viviendas por parte de las autoridades. Según comentaron a este diario dichas asociaciones, el alcalde les pidió que colaboraran «para templar los ánimos» y que «creyeran en la Justicia», dos puntos en los que estuvieron de acuerdo.

La violencia de las revueltas ha provocado que la noticia salte al ruedo político. El portavoz de Inmigración del PP en el Congreso, Rafael Hernando, dijo que los acontecimientos «habían pillado por sorpresa a la Subdelegación del Gobierno en Almería», que «no supo medir el problema» y que no contó «con suficientes efectivos». Además reseñó que la «situación de crisis económica» provocaba en «estas zonas mayor tensión que nunca».


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