El titular de Defensa italiano reclama respeto para los soldados fascistas

El Correo, ÍÑIGO DOMÍNGUEZ, 09-09-2008

Italia vive desde el aplastante triunfo electoral del centro – derecha de Silvio Berlusconi, el pasado mayo, cierta sensibilidad hacia los rebrotes de signo fascista, sean reales o imaginarios. Comenzó con las polémicas medidas contra la inmigración ilegal y la exigencia de huellas dactilares a gitanos, bendecida la semana pasada por la UE, pero a nivel interno ha continuado con algunos incidentes, palizas de neonazis o, este fin de semana, con disputas por la apertura de un centro de extrema derecha en Milán.

En este caldo de cultivo algunos elementos post – fascistas del centro – derecha se han animado a dar opiniones benévolas sobre el régimen de Mussolini. Al alcalde de Roma se sumó ayer el ministro de Defensa, Ignazio La Russa, que reivindicó a los soldados italianos que lucharon bajo las órdenes del Duce.

La frase es ésta: «Traicionaría mi conciencia si no recordara que otros militares, como los del Ejército de la República Social Italiana (RSI), subjetivamente, combatieron creyendo en la defensa de la patria, oponiéndose al desembarco anglo – americano, y merecen por tanto respeto, a pesar de la diferencia de posiciones, de todos los que miran con objetividad la historia de Italia».

La Russa, de segundo nombre Benito e hijo de un dirigente del MSI, el partido heredero del fascismo en Italia, mencionó su conciencia por su militancia histórica en el MSI, luego reciclada en la actual Alianza Nacional. La RSI, o República de Saló, fue el Gobierno de circunstancias que Mussolini instauró en el norte del país, ya en manos de Alemania tras la rendición italiana, mientras avanzaban los aliados.

La polémica ha surgido porque la reflexión de La Russa, más allá de su obviedad, dicha por un político tiene aire revisionista y fue pronunciada en las celebraciones del día de los caídos de la resistencia en la defensa de Roma. En el mismo acto el presidente de la República, el ex comunista Giorgio Napolitano, ensalzó en cambio a la resistencia y a los 600.000 deportados por los nazis por negarse a adherirse a la República de Saló. La resistencia es considerada el germen de la actual democracia italiana.

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