EDITORIAL

El Gobierno corrige al ministro Corbacho

- La vicepresidenta y portavoz del Gobierno ha desmentido de nuevo a un ministro

Diario de Navarra, , 06-09-2008

La vicepresidenta Fernández de la Vega, una vez más ella, corrigió ayer con muchos rodeos, y sin citarlo, al ministro de Trabajo, Corbacho, sobre las contrataciones de inmigrantes en su origen.

M ANIFESTAR que el Gobierno mantiene exactamente la misma política de inmigración y precisar que habrá las contrataciones en origen que se necesiten, ya lo dejaba claro. Pese a los rodeos verbales que prodigó la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, hay que entender sus palabras como un desmentido al ministro de Trabajo, que anunció el miércoles algo que sonaba obvio: la contratación en origen de nuevos inmigrantes se reducirá en el futuro todo lo posible, dada la situación actual del mercado de trabajo, es decir, más de dos millones y medio de parados. Conviene acotar que en lo que va de año han llegado a España 88.000 inmigrantes contratados legales, frente a los más de 200.000 del mismo período de 2007, y que deben considerarse algunas especialidades de trabajadores foráneos por ejemplo, médicos para suplir carencias internas. En resumen, tal cierre de fronteras a inmigrantes sonó razonable, pero tuvo la virtud de disgustar a sindicatos e inmigrantes. Es ésta una sociedad que suma dos millones y medio de personas sin trabajar, gran parte de ellos cobra el subsidio de desempleo, y es preciso pagar mano de obra extranjera para desempeñar labores de cualificación escasa o eventual, como la vendimia o la aceituna. De no ser cierto, que lo es, parecería surrealista.

Corbacho, ex alcalde de L"Hospitalet de Llobregat y ex presidente de la Diputación de Barcelona, ha llegado a ministro con un bagaje paradójicamente raro: el sentido común que da pisar la calle. Su propuesta de acabar con la contratación en origen parece lógica, pero ha disgustado a quien no debe y además no ha tenido en cuenta que quien firma tales contratos no es el Ministerio, sino los empresarios, y seguro que a éstos ya se les había ocurrido. Presentar como “medida” lo que no pasa de deseo racional, resulta chusco. No se pueden poner barreras al campo. Vendrán inmigrantes, si les atrae la situación, y trabajarán aquí, muchos sin papeles y aun explotados. Una vez más, el Gobierno ha corregido a un ministro. Y la vicepresidenta ha tenido que demostrar que desmentir exige mucho arte.

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