MARÍA-PAZ LÓPEZ – Roma. Corresponsal
La Comisión Europea no ve indicios de que el censo de campos de nómadas – en su mayoría gitanos- emprendido por el Gobierno italiano se base en la etnia o la religión, y sea por tanto discriminatorio. La absolución por la Comisión de una medida que provocó airadas polémicas antes del verano contrasta con la opinión expresada en julio por la Eurocámara, que aprobó una resolución exhortando a las autoridades italianas “a abstenerse de tomar las huellas dactilares a los gitanos, menores incluidos”, ante el riesgo de discriminación racial.

Ayer en Bruselas, Michele Cercone, portavoz del comisario europeo de Justicia, Libertad y Seguridad, Jacques Barrot, explicó que la Comisión considera que “ni las ordenanzas, ni las líneas directrices, ni las condiciones de ejecución autorizan la recogida de datos relativos al origen étnico o a la religión de las personas censadas”. La Comisión llegó a esta conclusión tras estudiar el informe al respecto remitido por el Gobierno de centroderecha de Silvio Berlusconi el 1 de agosto.

Según Cercone, del texto se desprende que la toma de huellas dactilares – la medida que provocó mayor controversia-“se realiza sólo para identificar a personas que no es posible identificar de otro modo”, es decir, como último recurso. La Comisión cree válido este sistema incluso en menores “sólo en caso estrictamente necesario, y como última posibilidad de identificación”.

En Italia hay unos tres mil campamentos de nómadas, la mayoría gitanos, pero también de ciudadanos extracomunitarios sin permiso de residencia. El ministro del Interior, Roberto Maroni, exultante, dijo ayer que con la decisión de la Comisión “se hace justicia tras las acusaciones, ofensas e insultos recibidos”, y anunció que el censo de los campos de Roma, Milán y Nápoles terminará a mediados de octubre.