Las pateras siguen poniendo proa a Alicante ante la falta de vigilancia

ABC, 05-09-2008

ARANTXA RICA

ALICANTE. La llegada de una nueva patera a las costas alicantinas confirma una vez más a la provincia como destino de inmigrantes ilegales.

Precisamente, ayer por la mañana, el Consell advertía en un comunicado que el flujo de inmigrantes ilegales hacia las costas de la Comunidad no se iba a detener. Los temores de la Generalitat no podían ser más premonitorios.

A las 15 horas, un pesquero de la localidad alicantina de Villajoyosa avistaba una pequeña barca – de unos tres metros de eslora – a unas 10 millas de las costas de este municipio. A bordo viajaban 10 jóvenes inmigrantes con edades comprendidas entre los 18 y 25 años, procedentes de Argelia, según manifestaron a los efectivos de Cruz Roja.

Una embarcación de Salvamento Marítimo, «Polaris», se trasladó hasta el lugar y se hizo cargo de los jóvenes «sin papeles» para trasladarlos al puerto de la capital, a donde llegaron sobre las 18.45 horas.

En el muelle, Cruz Roja instaló un dispositivo de ayuda, como ya viene siendo habitual en estos casos, para atender a los inmigrantes y comprobar su estado. Según manifestaron fuentes de esta institución humanitaria, los jóvenes presentaban buen estado de salud, aunque estaban muy cansados, con los ojos enrojecidos y con las ropas humedecidas. Así, algunos de ellos les indicaron que salieron hace cuatro días de las costas de Argelia y dese entonces no habían dormido. Tan sólo, uno tuvo que ser trasladado por un SAMU al Hospital General de Alicante, ya que presentaba un fuerte golpe en un costado, que según explicó se hizo el día de partida con la propia embarcación.

A pesar de que les ofrecieron comida, la rechazaron. Tan sólo alguno de ellos bebió agua. Posteriormente, fueron trasladados a la Comisaría Norte de la capital para iniciar los trámites para su repatriación.

Fuentes portuarias lamentaron que están adquiriendo experiencia en este tipo de situaciones, ya que es la tercera experiencia en este sentido con la que se han encontrado.

Asimismo, en el puerto alicantino la pregunta que se hacían los presentes era cómo se puede llegar desde Argelia hasta Alicante en una pequeña lancha de fibra de vidrio de apenas tres metros. La posibilidad del barco nodriza sigue estando en la mente de muchos.

Por su parte, el conseller de Inmigración y Ciudadanía, Rafael Blasco, que se trasladó hasta las instalaciones portuarias alicantinas para conocer en persona la situación, lamentó «volver a asistir otra vez a un drama humano como el de la inmigración ilegal aquí en nuestras costas».

El conseller recordó al Gobierno que las competencias en el control de las fronteras y en combatir las mafias que trafican con las personas es una competencia exclusiva del ejecutivo central. «No hay derecho a que las autonomías tengamos que estar autogestionando responsabilidades que corresponden a otro ámbito de la administración, como es la del Estado».Una vez más, Blasco reclamó una mejor coordinación entre el Gobierno y las comunidades autónomas «para combatir el tráfico ilegal de personas y evitar dramas humanos como el que hoy ha llegado, aunque afortunadamente no tenemos que lamentar alguna víctima».

Desde Canarias, Ceuta y Melilla

Antes de acudir a la comisaría alicantina para visitar a los inmigrantes, señaló que a la Comunidad ya han sido trasladados más de 2.000 «sin papeles» procedentes de Ceuta, Melilla o Canarias, con lo que la situación está llegando a un nivel insostenible.

Siete polizones

Además, de los inmigrantes llegados en la patera, al puerto alicantino también arribó ayer un mercante con siete polizones en su interior. El mercante «Anancara», con ruta regular entre Orán, Marsella y Alicante, atracaba en la dársena con los «ilegales» a bordo, a escasos metros de la carpa donde Cruz Roja prestaba ayuda a los rescatados de la patera. No obstante, no desembarcaron en Alicante.

El mercante parte hoy hacia Argelia, donde los inmigrantes serán desembarcados. Según explicaron fuentes portuarias, los polizones permanecen en los calabozos del buque. En estos casos, lo habitual es que el capitán del barco se haga cargo hasta desembarcarlos en el país de donde proceden. No obstante, agentes de policía nacional permanecían en el puerto para evitar incidencias.

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