Aunque los problemas de exclusión social aumentan entre la población autóctona, los inmigrantes siguen constituyendo, de lejos, el colectivo más desprotegido y vulnerable ante la crisis. «La gran mayoría de las mujeres que vienen a nosotros son extranjeras», explica Josefina Torrecillas, responsable de la bolsa de trabajo de Cáritas. La afluencia a su oficina ha aumentado considerablemente en los últimos meses. «Nos acaba de llegar una marroquí que no conoce el idioma, tiene ya cierta edad y no ha trabajado desde que está en España. Era ama de casa, pero su marido ha perdido el empleo y la familia se ha quedado sin ingresos. Son situaciones muy complicadas, muy difíciles de solucionar».

El paro entre los inmigrantes se ha duplicado en el último año. Ya hay más de 12.000 extranjeros en las listas del INEM. «Del campo de Cartagena nos llegan muchos marroquíes pidiendo ayuda. Algunos han enviado a sus familias a Marruecos mientras ellos se quedan aquí para ver si la situación mejora», explica Antonio Sánchez, secretario general de Cáritas Diocesana. «También atendemos a unas 60 familias hindúes que lo están pasando mal».

Muchos inmigrantes se están planteado la vuelta al país de origen. El Gobierno central y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) han desarrollado un plan de retorno voluntario que en la Región se tramita a través de varias ONG, entre ellas Cáritas, que desde enero ha gestionado 50 solicitudes. El año pasado, sólo tres personas se acogieron a este programa. También en otras organizaciones, como Atime o Cruz Roja, notan este incremento. La mayoría de quienes piden ayuda para volver a casa son bolivianos, un colectivo en el que abundan especialmente los inmigrantes sin papeles.