DENVER, Colorado. Cuando Michelle Obama subió al escenario del caucus hispano vistiendo un terno gris con franjas rosa mexicano, pasó lo que tenía que ocurrir en medio de cientos de latinos: la chulearon. ¡Ya nos hiciste el día!, voló un piropo. Ella sonrió con cierta timidez y bromeó: ¡Si ya les hice el día, entonces ya me voy!.

La esposa del candidato demócrata cumplió ayer el ritual de visitar el caucus hispano para decir a sus integrantes que su voto será crucial en las elecciones de noviembre. Apoyen a Barack, les pidió. Recen por él, recen por nosotros.

La visita de Michelle Obama sintetizó el contenido de la discusión latina en los últimos dos días: contrario a lo que tiende a creerse en general, la reforma y el tema migratorio no ocupan la parte más alta de las prioridades de la comunidad hispana.

La reforma migratoria representa tal vez la exigencia más simbólica de la comunidad latina, pero los temas que interesan a la población hispana que votarán en la elección de noviembre son otros: el estado de la economía, la guerra en Irak, salud, educación e impuestos, en ese orden.

Michelle Obama dijo que si es electo, Obama trabajará para sacar de las sombras a 12 millones de personas indocumentadas en Estados Unidos.

Les pido que piensen en las próximas generaciones, en cómo será el futuro, en los valores y el espíritu que transmitiremos a nuestros hijos, en cómo los educaremos y la manera en la que lograremos eliminar estereotipos. La respuesta a esas preguntas es una: Barack Obama, el próximo presidente de los Estados Unidos.

 
 

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