WASHINGTON (EFE).— La mayor redada de la historia de Estados Unidos, llevada a cabo mayormente contra latinoamericanos y cuya cifra de casi 600 podría aumentar, fue rechazada por grupos pro inmigrantes que la ven como una “ola de terror” contra los extranjeros y exigen una moratoria a las autoridades.

La redada se realizó el lunes pasado en Laurel, Misisipi, en Howard Industries, una fabricante de transmisores que emplea a más de 4 mil trabajadores en cuatro localidades del estado.

Cerca de un centenar de los detenidos fueron liberados por razones humanitarias, 475 detenidos fueron trasladados a una cárcel en Jena, Luisiana, y nueve están bajo custodia de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados.

Según observadores, la redada tendrá un “efecto dominó” en los negocios del área, ya golpeada por la ralentización económica.

“Estamos indignados y entristecidos porque esto es una tragedia para quienes sólo buscan trabajar y llevar una vida decente”, dijo la abogada Patricia Ice, de la Alianza para los Derechos de los Inmigrantes de Misisipi (MIRA). Su grupo encabeza una creciente coalición nacional que exige una moratoria a las redadas.

Los detenidos incluyen a inmigrantes de Brasil, El Salvador, Alemania, Guatemala, Honduras, México, Panamá y Perú. Ricardo Alday, vocero de la embajada de México en Washington dijo a EFE que entre ellos figuran cerca de 400 mexicanos.

 
 

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