La policía detuvo a 595 extranjeros sin papeles que trabajaban en una empresa de la localidad de Laurel, en el estado de Misisipí, en la mayor operación contra la inmigración ilegal llevada a cabo hasta ahora en Estados Unidos. Los arrestados proceden de siete países latinoamericanos y de Alemania, según informó la portavoz de la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo de EEUU (ICE; en sus siglas en inglés), Bárbara González.
“Se trata de la mayor operación centrada en el entorno laboral que hemos llevado en el país hasta la fecha”, dijo González. La redada policial se llevó a cabo el pasado lunes en el marco de una investigación relacionada con el uso fraudulento de documentos de identidad y cartillas de la seguridad social por parte de inmigrantes. La compañía en la que trabajaban los detenidos, entre los que hay varias mujeres y nueve menores, fabrica material eléctrico.

RAZONES HUMANITARIAS
“No sabía qué estaba pasando, porqué todos empezaron a correr. Al principio, algunos pensaron que se trataba de una bomba”, dijo Fabiola Peña, una de las trabajadoras detenidas en la redada. Junto a un centenar más de arrestadas, madres con hijos pequeños, Peña fue puesta en libertad “por razones humanitarias”, aunque deberá de presentarse la próxima semana ante un juez que determinará si será o no deportada a su país. Lo mismo que Elizabeth Alegría, una inmigrante mexicana de 26 años. “Estoy angustiada porque no sé cuando van a dejar libre a mi marido ni cuando lo volveré a ver”.
El resto de detenidos fueron conducidos hasta la cárcel que tiene la ICE en la localidad de Jena, en el vecino estado de Luisiana, donde esperan también conocer las resoluciones judiciales. La Alianza por los Derechos de los Inmigrantes de Misisipí (ADIM) calificó la redada de “inmoral” y denunció que la operación había dejado a un número indeterminado de niños sin sus padres. “En algunos casos, padre y madre han desaparecido y, en otros, algunas familias han quedado sin sustento”, denunció a la prensa Bill Chandler, miembro de la ADIM. “La gente de la comunidad latina está muy asustada y teme salir de sus casas, incluso para ir a trabajar”, añadió.

COMO CRIMINALES
Parte de los inmigrantes sin papeles arrestados son fieles de la Iglesia Cristiana que dirige el pastor Roberto Vélez. “Muchos niños ni siquiera han venido a la escuela”, lamentó. El hijo del religioso, Robert, señaló que la policía trató a los detenidos “como criminales”. En similares términos se expresó John Foxworth, abogado de varios detenidos, que proceden de Brasil, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú y Alemania.