INCIVISMO. La policía de Badalona reduce el número de pisos ruidosos con insistentes visitas a los inquilinos

Pedagogía casera

La Vanguardia, LUIS BENVENUTY - Badalona , 25-08-2008

l pakistaní Tariq tiene mal beber. Pero le gusta traer a casa botellas y amigos tras fichar en la suman a la jarana los los que alquiló las habitaciones de su piso. La fiesta siempre les dura poco porque pronto Tariq grita, insulta y rompe cosas. El aspecto más desagradable del sarao es el que más se prolonga. “No, los otros bolivianos no están”, responde la mujer de Tariq, la boliviana Claudia Mejia, a F., al agente de paisano de la unidad de convivencia de la Guardia Urbana de Badalona que se ha plantado en su casa para decirle que si continúan así tendrán problemas.

“Tariq – dice F.-, aquí se vive en bloques, no en casas. Dígales a sus amigos bolivianos que aquí no se celebran fiestas sólo porque es viernes. Allí San Viernes es sagrado, pero aquí muchos duermen. Hoy he venido sólo a explicárselo, a decirles que pronto se podrán poner multas de 1.500 euros por molestar al vecino. Y entonces no digan que no les avisaron”. Tariq baja la cabeza, coge una cucaracha que corre por el sofá del salón, junto a la cuna de su hija, Wendy Michel, y la tira por la ventana a la calle Listz.

La policía de Badalona no puede atender todas las quejas que cada fin de semana traen los pisos más ruidosos de la ciudad, ocupados por sudamericanos y, en menor medida, pakistaníes. “Es que beben hasta desmayarse. Da miedo decirles algo. Sus borracheras son espantosas”, asegura una vecina del barrio de Sant Roc que prefiere el anonimato por miedo a sus vecinos. “Ya ni llamo a la policía – continúa-. Y cada fin de semana la mismo”.

Desde hace tres meses, dos agentes visitan entre semana los pisos más conflictivos, cuando todos están serenos. “Es la estrategia que seguimos con los pisos sobreocupados – dice el teniente de alcalde Ferran Falcó-: con visitas insistentes logramos que mejoraran las condiciones higiénicas de sus viviendas y, consecuentemente, la convivencia con el resto de los vecinos. Queremos hacer lo mismo con los ruidos”. Según el Ayuntamiento, las quejas de los seis primeros meses del año son la mitad de las del semestre anterior: de 140 se ha pasado a 67. Con todo, Falcó sabe que muchos, como la vecina de Sant Roc, sufre sin llamar a la policía.

“Esta mediación está siendo efectiva, pero no podemos confiarnos. Queremos blindar los derechos de los ciudadanos. La nueva ordenanza de civismo de Badalona entrará en vigor el 1 de enero. Y entonces la Guardia Urbana podrá poner sanciones de entre 600 y 1.500 euros a los inquilinos de los pisos donde las fiestas molesten a los vecinos”. Por ahora, la insolidaridad es gratis. Falcó dice que, si todo va bien, el próximo objetivo de la pedagogía policial es el botellón.

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