Lágrimas por su madre.Un hombre mata a su mujer de seis disparos de escopeta y luego se suicida en Ontinyent

"¡Mi papá y mi mamá están muertos!", gritó el hijo de nueve años de la pareja tras descubrir los cadáveres de sus padres después de oír los tiros

Las Provincias, 20-08-2008

La joven Tatiana, de 23 años, hija de la mujer asesinada, llora rodeada de policías, frente al Ayuntamiento, en la concentración celebrada ayer en repulsa por el crimen.

Ismael, un niño de nueve años de Ontinyent, había ido al chalé de una vecina a jugar. Lo hacía cada tarde de verano. Pero la del pasado lunes todo cambió para él. Escuchó siete disparos. “Ese ruido proviene de mi casa”, aseguró convencido el menor. Al llegar a su hogar, su retina grabó el horror. Encontró los cadáveres de sus padres. Él estaba tendido en el suelo de la entrada y ella, sentada en la mecedora de una de las estancias. Ismael corrió de nuevo al chalé para alertar a los vecinos de lo ocurrido. “Mi papá y mi mamá están muertos”, gritaba desesperado.

Mauricio, de 42 años, había asesinado presuntamente a su pareja sentimental con una escopeta de caza. Cinco de los tiros impactaron en la cabeza Blanca Oliva Yápez, el sexto no alcanzó su objetivo y el séptimo lo reservó para quitarse la vida.

Así fue el trágico final para esta pareja de origen ecuatoriano que vivía en Ontinyent desde hacía diez años. Tenían un hijo en común, Ismael. La mujer, además, era madre de otros dos hijos, Tatiana, de 23 años, y Ramiro, de 19, que se encuentra inscrito en las Fuerzas Armadas.

El sangriento crimen se produjo sobre las siete y media de la tarde del lunes, en una casa de campo situada a poco más de tres kilómetros del casco urbano de Ontinyent. Esta vivienda se ubica en el ramal 19 del Camí de la Pólvora.

El padre de la pequeña que en el momento del crimen jugaba con Ismael también escuchó los siete disparos. “Cuando oí el primer tiro pensé que era un cazador y salí con intención de llamarle la atención, pero el segundo ya lo escuché dentro de la casa”, aseguró el hombre. Entonces decidió acercarse a la vivienda y se topó con Ismael corriendo y gritando. Fue entonces cuando alertó de lo ocurrido a la Policía Local. A partir de ese momento comenzó el tan repetido desfile de investigadores y comisión judicial: guardias civiles, juez de guardia, furgón fúnebre… Otra tragedia estaba servida.

Vicente, vecino de uno de los chalés cercanos, aseguró que la pareja “no se relacionaba con los residentes de la zona. Compraron la casa hace dos años”, dijo. “Es la primera vez que ocurre algo similar aquí y nos ha impactado muchísimo. Nunca hubiéramos pensado que pudiera ocurrir algo tan grave”, lamentó.

La mayoría de los vecinos del Camí de la Pólvora creyeron que los disparos provenían de algún cazador. Es lo que pensó P. B., un hombre que en el momento de los hechos se encontraba en su vivienda. “Como cada tarde, estaba viendo las películas del oeste y escuché los tiros. La verdad es que me sorprendió bastante, ya que durante esta época es extraño ver cazadores por aquí. Por eso no le di importancia”, reconoció.

El hombre añadió que la pareja no trataba “demasiado” con los vecinos. “Los conocía de vista, ya que en alguna ocasión me he cruzado con el marido conduciendo su todo terreno”, precisó. No obstante, aseguró, “nunca hemos escuchado gritos ni ningún indicio de que esto pudiera ocurrir”, concluyó.


Regentaban un bar

La mujer asesinada regentaba un bar de la localidad, el Checho II, ubicado en la avenida de Albaida. Lo tenían en alquiler hacía seis meses. En él, además, estaba empleada su hija Tatiana. El hombre, Mauricio, era jardinero de profesión y trabajaba en varias casas de campo de Ontinyent.

Una mujer que vive cerca del bar señaló que siempre “había gente en el establecimiento y les iba muy bien. El lunes estuve almorzando allí y todo estaba muy tranquilo, como siempre”. “Mi hija pequeña”, resaltó la vecina, “jugaba a veces con su hijo cuando íbamos al bar y todo era de lo más normal”, apostilló.

Un repartidor que suministraba productos al local de Blanca aseguró que, tanto ella como su hija, eran “muy amables”. “Bellísimas personas”, corrigió otro vecino de la zona que solía acudir al Chencho II.

Una mujer que conocía a la víctima del crimen dijo que ella “se mostraba influida por los problemas que tenía con su pareja”. “A veces Blanca decía cosas sin pensarlas. Quería llevar la razón siempre con todo y tenía un carácter muy fuerte”, describió la vecina de Ontinyent.

Los familiares de las víctimas están destrozados por el dramático final de la pareja. Señalaron que se traba de personas “totalmente normales”. El cuñado de Blanca, Luis Herrera, regenta otro bar de la localidad, de nombre Don Picaeta. Explicó que Ismael, el pequeño que encontró los cuerpos sin vida de sus padres sin vida, esta ahora con su familia. “Está bastante bien. Parece como si no se hubiera dado cuenta de lo ocurrido”, manifestó.

En cuanto a Mauricio y Blanca, destacó que tenían peleas que se podrían considerar “normales” en las relaciones sentimentales. “Si tuviera que valorar de 1 a 10 a Blanca, le pondría un 12”, concluyó Herrera.


Sin antecedentes penales

Según informaron a Europa Press fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), Mauricio carecía de antecedentes judiciales o policiales, al igual que la mujer, y por ello, no existía ninguna denuncia previa por agresiones. El juzgado de primera instancia e instrucción número dos de Ontinyent se ha hecho cargo de la investigación del crimen, según señalaron las mismas fuentes.

El subdelegado del Gobierno en la provincia, Luis Felipe Martínez, confirmó que la Guardia Civil mantiene abiertas las investigaciones para tratar de esclarecer lo sucedido.

Por otro parte, la Junta de Portavoces del Ayuntamiento de Ontinyent, donde ondeaban ayer las banderas a media asta por lo sucedido, decidió suspender todos los actos programados dentro de las fiestas de Moros y Cristianos, que dieron comienzo el pasado domingo. Sin embargo, al cierre de esta edición, fuentes municipales manifestaron: “Todavía no hemos decidido si mañana se suspenderá de nuevo la programación”, dijeron.

“Desde el Consistorio de Ontinyent se ha prestado ayuda psicológica a la familia de los fallecidos a través de la psicóloga municipal y dos más pertenecientes a la Generalitat”, aseguraron las mismas fuentes.

El Ayuntamiento del municipio convocó ayer una concentración a las doce del mediodía a las puertas de la Casa Consistorial en repulsa de este nuevo caso de violencia de género y en señal de duelo y condolencia por la familia. Tatiana, hija de Blanca, lloró desconsolada, rodeada de vecinos y amigos.

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