Los comadrones eran policías

El País, ÁLVARO H. RIVERO, 20-08-2008

“Estoy ahora mucho más nervioso que cuando atendía el parto esta mañana”, comentaba el agente de la Policía Municipal Julio Montes, de 44 años, rodeado de una nube de espumas de micrófonos, cables y cámaras. Él y su compañero Juan Vicente Martín se han convertido en héroes para la ciudadanía sin tener que atrapar a un peligroso criminal o destapar un negocio ilegal. Ayer ayudaron a una mujer española de origen chino a traer al mundo a su bebé. Lo insólito, además de las improvisadas matronas, fue el lugar: una acera frente al número 199 de la calle de Embajadores.

Los policías se encontraban en la plaza de Legazpi cuando un camionero que venía de la calle de Embajadores les alertó de que acababa de ver a dos mujeres en apuros en la acera.

Se desplazaron rápidamente hasta el lugar, donde llegaron a las 10.25, “y a las diez y media ya teníamos el niño fuera”, dice orgulloso Julio. Pero templar los nervios fue difícil. “La mujer había roto aguas, y observamos que el niño tenía parte de la cabeza fuera, se le veía el pelo”, continúa el agente, que encontró a la parturienta Xia – Minh, de 31 años, junto a su madre. “Estaba de pie, tenía muchos dolores, así que le pedí que se tumbase. La tranquilizamos, me puse los guantes de látex, le tomamos el pulso, le pedimos que respirase muy fuerte… y en menos de cuatro minutos había nacido”, afirma el agente.

Después, cogió al niño, le dio unos golpecitos “para comprobar que estaba bien”, ató el cordón umbilical con unas bridas de plástico que llevaba para su uso personal en labores de jardinería y lo cortó. Entonces apareció una ambulancia.

Los sanitarios del SAMUR – Protección Civil salieron del centro de salud de Legazpi en la calle de Antracita, a menos de 200 metros de donde nació el bebé, y comprobaron que madre e hijo se encontraban bien. Es la tercera vez que Xia – Minh da a luz, y se adelantó unos días sobre lo previsto.

En los 18 años de servicio de Julio en la Policía Municipal, ésta es la intervención “más bonita” que ha realizado. “En la academia no te enseñan estas cosas, no damos clases de comadrona”, bromea el agente, que reconoce que pasó nervios al principio, igual que su compañero Juan Vicente, pero “con la adrenalina del momento y el hecho de saber que tienes que socorrer a una persona se te pasan, estuve más nervioso con el niño en brazos”, dice.

Julio tiene dos hijos, pero no tuvo el “privilegio” de estar presente durante el parto de cada uno de ellos. Una controladora de parquímetros del SER que asistió al nacimiento de Embajadores asegura que Julio era el que llevaba la voz cantante, a pesar de que llegaron más policías. “Es el único que ha reaccionado, lo hizo muy bien, y nervios, para nada. Yo también tengo dos niños y fui incapaz de ayudar, por los nervios, claro”, afirma la controladora, que no quiso dar su nombre.

Los servicios de emergencia contaron que la madre de la parturienta les había dicho que acababan de bajar del autobús cuando empezaron los dolores, pero no hay ninguna parada cerca del lugar donde se produjo el alumbramiento. Está situado a mitad de camino entre el portal donde viven, según la controladora del SER, y el centro de salud de Legazpi.

La madre, Xia – Minh, fue ingresada en el hospital 12 de Octubre. El niño se llama Cristian y “es muy grande, y bastante guapete”, dice Julio, que fue a visitarlos por la tarde. El SAMUR atiende unos 25 alumbramientos en la vía pública a lo largo del año. En los últimos 36 días ya se han producido cinco. La semana pasada (el día 13 de agosto), una mujer ecuatoriana de 27 años alumbró a su tercer hijo en una ambulancia que tuvo que parar en la avenida de los Arcentales, junto al estadio de La Peineta. El 6 de agosto, una dominicana de 21 años dio a luz en un taxi en la glorieta de Atocha. El 31 de julio, una ecuatoriana que no sabía que estaba embaraza pidió una ambulancia porque sufría un fuerte dolor abdominal, y a los 100 metros de recorrido tuvo que detenerse para realizar el parto. Por último, el 16 de julio, una mujer guineana se puso de parto en el taxi en el que viajaba, por lo que el conductor decidió llamar por teléfono al 112.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)