TRABAJO DE CAMPO DE LA UNIVERSITAT DE BARCELONA

Un estudio detecta racismo en bares de copas del Raval

Varios locales bajan la persiana o ponen portero para impedir la entrada de inmigrantes. Los establecimientos recurren al derecho de admisión con el fin de seleccionar la clientela

El Periodico, EL PERIÓDICO, 19-08-2008

Los inmigrantes lo tienen difícil, si no imposible, para poder acceder a la mayoría de locales de ocio nocturno del Raval. Al menos eso es lo que se desprende de un estudio de campo elaborado por la Universitat de Barcelona (UB) y difundido ayer por la agencia Efe. El informe denuncia prácticas con trasfondo racista que rayan la ilegalidad para seleccionar a la clientela, como requerir una invitación inexistente, franquear la entrada con vigilantes de seguridad o cerrar persianas y puertas y abrirlas solo de forma individualizada a las personas deseadas.
El trabajo, elaborado durante 10 meses por Manuel Delgado y Jordi Carreras, del Grupo de Investigación en Exclusión y Control Sociales de la UB, sostiene que la mayoría de los bares de copas del Raval equiparan inmigración extranjera “pobre” (sobre todo la originaria del Marruecos y Argelia) con delincuencia. Bajo esta premisa, los inmigrantes se convierten en una fuente “de inquietud, contaminación y peligro”, indica el informe, y son vetados en los locales.

EXCUSAS FALSAS El método utilizado para filtrar a la clientela se basa en un uso incorrecto y “sistemático” del derecho de admisión, que de forma encubierta se sostiene en criterios que “podrían calificarse de racistas”, denuncian los autores. Así, en algunos casos, los bares niegan el acceso a algunos inmigrantes alegando motivos de indumentaria o argumentando que se precisa una invitación, que se celebra una fiesta privada (cuando no es cierto) o que el aforo está completo.
Para no incurrir en una ilegalidad (negar la entrada a un inmigrante por el mero hecho de serlo es inconstitucional), algunos propietarios optan por permitirles el acceso al local. Pero en cuanto entran, el personal del bar somete a la persona en cuestión a una intensiva vigilancia con el objetivo de poder echarla a las primeras de cambio y con la más mínima excusa bajo el amparo del derecho de admisión. “Siempre se puede argumentar la expulsión de un individuo, aunque los motivos que se aleguen sean discutibles o indemostrables” critican Carreras y Delgado. Además, las víctimas casi nunca denuncian el trato discriminatorio porque no siempre tienen los papeles en regla.
El estudio subraya que el objetivo de estas prácticas es garantizar que los clientes aceptados no estén en contacto con otros que, presuntamente, pueden amenazar la convivencia en el bar o perjudicar su imagen pública. Por eso todos los que no tengan entre 25 y 35 años, no sean de clase media y nacionalidad española y con un nivel de estudios universitario y que ejerzan como profesionales liberales en ámbitos como la cultura, la educación, la economía o la salud lo tienen dificil para salir de copas por el Raval.

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