El estudio etnológico es de campo – seis personas saliendo de noche durante 10 meses de 2006 en la parte baja del Raval, concentrándose en la Illa de Robadors – y el objetivo, constatar sobre el terreno que algunos locales de ocio nocturno (denominados en el estudio “cool o modernillos”) utilizan el derecho de admisión para impedir la entrada de inmigrantes pobres, en especial de Marruecos y Argelia, alegando otras excusas para no ser acusados de racistas.

Según señala Manuel Delgado, que firma el estudio junto con Jordi Carreras, “el sentido común dice que la discriminación es la misma en otros barrios, pero nosotros nos hemos centrado en el Raval”. La razón, añade, es que esta zona de Ciutat Vella está sufriendo a su juicio un acelerado proceso de gentrificación (sustitución de la población autóctona de renta baja por otra de clase media u alta) y esto tiene su máximo reflejo en los locales nocturnos. De hecho, en el estudio se considera que los usuarios de estos bares – jóvenes entre 25 y 35 años de clase media y con estudios – son “gentrificadores” y “unos perfectos aliados de las reformas urbanísticas porque con sólo su presencia contribuyen a cambiar simbólicamente la imagen del Raval”. Un barrio que, dice Delgado, tiene un valor metafórico para toda la ciudad ya que, especialmente la zona de Robadors, es “el frente de batalla” entre la gente de toda la vida y los inmigrantes pobres y los nuevos vecinos y otros “modernillos” atraídos por su encanto.